Por: César Hidalgo Torres
La
de Vita se ubica a 7,5 kilómetros al norte-noreste del pueblo de Santa Lucía y
a 2,7 millas al este de la bahía de Bariay. Posee la bahía de Vita un área de
2,4 km².
En
su margen occidental sobresale punta Garza y en la oriental está punta
Barlovento; en esta última se encuentra el faro de Vita, que alcanza una altura
de 10 metros. Entre ambos accidentes naturales existe un ancho de 982 metros.
El
litoral de Vita es elevado con respecto al nivel del mar, al sur la tierra está
ocupada por manglares y depósitos holocénicos, o sea, que comprende los últimos
11 784 años, tomando el año 2000 como base de referencia cronológica.
El
canal de entrada, que es estrecho, difícil y profundo, sigue la dirección
sureste y luego sur-suroeste, alcanza 1 931 metros de largo, 185 metros de
ancho y un hondo de hasta 20 metros.
Por
la forma de su entrada, esta bahía no es fácil de divisar desde el mar, por eso
a lo largo de siglos ha sido sitio ideal para esconderse. Para esos fines la
utilizaron durante los siglos coloniales los corsarios y piratas y asimismo,
según documentos de la época, Vita sirvió para realizar emboscadas y asaltos a
las naves cargadas de riquezas que iban rumbo a España. Cuenta la leyenda que
entre 1810 a 1816 el buque corsario “La Belona” se escondió en la bahía y de
allí salía, sin que nadie lo hubiera visto antes, para atacar a la balandra “La
Margarita”, capitaneada por Santiago Maldonado y a la goleta “Águila”, que
pertenecía a Antonio Suárez. (Todavía hoy, al fondo del canal de entrada, y a
pocos metros de profundidad, se pueden ver los restos de un naufragio de un
barco pequeño tonelaje, que, probablemente, fue echado a pique por los cañones
de algún intrépido filibustero). Y asimismo entre los artefactos recalados y
que por siglos han estado escondidos entre las rocas y las arenas del fondo de
la bahía, se pueden hallar botellas, botijas, vasijas de barro, canecas,
martabanes y otros variados utensilios propios de tiempos coloniales.
Faro de Vita |
La
bahía se abre en dos grandes lóbulos con varias ensenadas. Entre las más
conocidas se encuentran Tumbadero, Polvorín o la Dinamita y Cementerio. Gran
parte de ellas están ocupadas por un bajo costero de menos de cinco metros de
profundidad. En la orilla oriental se encuentra la playa El Cocal.
La
costa accidentada y acantilada de la bahía da paso a las puntas Gorda Norte,
Gorda Sur, Jucarito, Dinamita, Embarcadero y Vita. Sobre esta última se
construyó un muelle y muy cerca un pueblo de pescadores.
Constituido
en subpuerto de Antilla, el de Vita está destinado a la carga y descarga de
mercancías con un tráfico anual estimado de 120 buques, en su mayoría de
cabotaje. (Dos cabezos rocosos que existen en el interior de la bahía son
limitantes para la navegación por la banda oriental).
A
2,6 kilómetros en dirección este, entre las puntas Barlovento y El Paraíso, se
encuentra la playa Pesquero Nuevo, de configuración arqueada a lo largo de 1
500 metros y arenas muy finas.
En
la actualidad en la bahía de Vita se encuentra la Marina Gaviota Oriente, que
cuenta con instalaciones y medios para la prestación de servicios, entre esos:
un muelle para que atraquen 38 embarcaciones, servicio de agua potable,
electricidad, comunicación telefónica internacional y abasto de combustible; un
punto para venta de comisarías con snack bar, baños y taquillas y un parque de
embarcaciones propias formados por catamaranes, yates de recreo, barco de buceo
y lanchas con diferentes características.
Saliendo
del puerto tierra adentro, a solo 2 kilómetros al sur y a 5 kilómetros del
pueblo de Santa Lucía, se encuentra el poblado de Vita, que en el año 2002
tenía una población de 602 vecinos y 204 viviendas y con comunicación hacia
ambos lugares mediante una carretera asfaltada. La fuente de empleo principal
de los pobladores es la actividad portuaria y agrícola.
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