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martes, 7 de agosto de 2018

Bahía de Vita



Por: César Hidalgo Torres
La de Vita se ubica a 7,5 kilómetros al norte-noreste del pueblo de Santa Lucía y a 2,7 millas al este de la bahía de Bariay. Posee la bahía de Vita un área de 2,4 km².
En su margen occidental sobresale punta Garza y en la oriental está punta Barlovento; en esta última se encuentra el faro de Vita, que alcanza una altura de 10 metros. Entre ambos accidentes naturales existe un ancho de 982 metros.
El litoral de Vita es elevado con respecto al nivel del mar, al sur la tierra está ocupada por manglares y depósitos holocénicos, o sea, que comprende los últimos 11 784 años, tomando el año 2000 como base de referencia cronológica.
El canal de entrada, que es estrecho, difícil y profundo, sigue la dirección sureste y luego sur-suroeste, alcanza 1 931 metros de largo, 185 metros de ancho y un hondo de hasta 20 metros.
Por la forma de su entrada, esta bahía no es fácil de divisar desde el mar, por eso a lo largo de siglos ha sido sitio ideal para esconderse. Para esos fines la utilizaron durante los siglos coloniales los corsarios y piratas y asimismo, según documentos de la época, Vita sirvió para realizar emboscadas y asaltos a las naves cargadas de riquezas que iban rumbo a España. Cuenta la leyenda que entre 1810 a 1816 el buque corsario “La Belona” se escondió en la bahía y de allí salía, sin que nadie lo hubiera visto antes, para atacar a la balandra “La Margarita”, capitaneada por Santiago Maldonado y a la goleta “Águila”, que pertenecía a Antonio Suárez. (Todavía hoy, al fondo del canal de entrada, y a pocos metros de profundidad, se pueden ver los restos de un naufragio de un barco pequeño tonelaje, que, probablemente, fue echado a pique por los cañones de algún intrépido filibustero). Y asimismo entre los artefactos recalados y que por siglos han estado escondidos entre las rocas y las arenas del fondo de la bahía, se pueden hallar botellas, botijas, vasijas de barro, canecas, martabanes y otros variados utensilios propios de tiempos coloniales.
Faro de Vita
La bahía se abre en dos grandes lóbulos con varias ensenadas. Entre las más conocidas se encuentran Tumbadero, Polvorín o la Dinamita y Cementerio. Gran parte de ellas están ocupadas por un bajo costero de menos de cinco metros de profundidad. En la orilla oriental se encuentra la playa El Cocal.
La costa accidentada y acantilada de la bahía da paso a las puntas Gorda Norte, Gorda Sur, Jucarito, Dinamita, Embarcadero y Vita. Sobre esta última se construyó un muelle y muy cerca un pueblo de pescadores.
Constituido en subpuerto de Antilla, el de Vita está destinado a la carga y descarga de mercancías con un tráfico anual estimado de 120 buques, en su mayoría de cabotaje. (Dos cabezos rocosos que existen en el interior de la bahía son limitantes para la navegación por la banda oriental).
A 2,6 kilómetros en dirección este, entre las puntas Barlovento y El Paraíso, se encuentra la playa Pesquero Nuevo, de configuración arqueada a lo largo de 1 500 metros y arenas muy finas.  
En la actualidad en la bahía de Vita se encuentra la Marina Gaviota Oriente, que cuenta con instalaciones y medios para la prestación de servicios, entre esos: un muelle para que atraquen 38 embarcaciones, servicio de agua potable, electricidad, comunicación telefónica internacional y abasto de combustible; un punto para venta de comisarías con snack bar, baños y taquillas y un parque de embarcaciones propias formados por catamaranes, yates de recreo, barco de buceo y lanchas con diferentes características.
Saliendo del puerto tierra adentro, a solo 2 kilómetros al sur y a 5 kilómetros del pueblo de Santa Lucía, se encuentra el poblado de Vita, que en el año 2002 tenía una población de 602 vecinos y 204 viviendas y con comunicación hacia ambos lugares mediante una carretera asfaltada. La fuente de empleo principal de los pobladores es la actividad portuaria y agrícola.








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