Por César Hidalgo Torres
Con una longitud de 900 metros de arenas medias a fina y un ancho que fluctúa entre 15 y 60 metros, que protegen las raíces de la conservada vegetación de uva caleta, yanas, cocoteros y majaguas que la rodean, Esmeralda es un verdadero paraíso.
Con una longitud de 900 metros de arenas medias a fina y un ancho que fluctúa entre 15 y 60 metros, que protegen las raíces de la conservada vegetación de uva caleta, yanas, cocoteros y majaguas que la rodean, Esmeralda es un verdadero paraíso.
La
playa está bordeada por farallones fósiles que alcanzan entre 2 y 3 metros de
elevación. Hasta ellos llegan las olas y chocan, produciendo un peculiar sonido
y rompiendo la piedra en su base. Este proceso natural crea un nicho o socavón.
Cuando el peso de la roca en voladizo es excesivo, se desploma y la línea
costera retrocede. Entonces las olas vuelven a abrir huecos en la roca y así,
por los siglos de los siglos.
Los
fondos de roca de los antiguos socavones forman balcones (antiguas línea de la
costa), que ya alcanzan unos 60 metros de tamaño y que han derivado en terrazas
marinas emergidas.
Sobre
esos balcones se construyó el hotel Río de Luna, perteneciente a la firma
Gaviota, con categoría cuatro estrellas. Y cerca de éste hay otro hotel de
igual categoría, Río de Mares.
Hacia
el oriente de la playa se encuentra una laguna de fondos bajos y llena de agua
salada, rodeada de vegetación de manglar. Las mareas, la salinidad y la
temperatura provoca procesos continuos de evaporación, por lo que el agua de la
dicha laguna el hipersalinas. En la dicha laguna viven infinidad de especies,
algunas microscópicas, que han convertido el lugar en un nicho ecológico
importante de fauna desconocida por el hombre que no la puede apreciar con facilidad.
En
el extremo oeste de Esmeralda se acumula un gran banco de arena fina y a
escasos 150 metros de la línea costera existe una barrera coralina.
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