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viernes, 14 de septiembre de 2018

Bahía de Samá



Por: César Hidalgo Torres
Al este de la playa de Guardalavaca y en la península de Banes se abre una pequeña bahía conocida con el nombre de Samá, considerada por la navegación como una dársena natural que sirve de magnifico refugio para las embarcaciones menores durante los fenómenos naturales.
Se abre la bahía por entre una costa acantilada que a trechos sobrepasa los tres metros de altura.
La entrada de la bahía está custodiada al oeste por punta Sotavento y a 463 metros de distancia, en la orilla oriental, está punta Barlovento. Entre ambas se abre un estrecho canal con una longitud de 1 500 metros.
Su configuración es larga y estrecha, con un perímetro costero de 9,5 km y un área de 1,1 km². La parte más ancha tiene una longitud de 2 800 por 960 metros. La profundidad máxima alcanza los 5,2 metros; el fondo está ocupado por depósitos arcillosos del periodo holoceno, que comprende los últimos 11 784 años, tomando el año 2000 como base de referencia cronológica, de hasta 31 milímetros de espesor.
Apenas medio kilómetros bahía adentro se encuentra punta Boca de Samá y 800 metros después existe un estrechamiento constituido por las puntas Pescadores, al oeste, y San Marcos, al este.
La porción anterior y media de la bahía está compuesta por terrenos elevados con fuerte inclinación hacia el mar y antiguos niveles de terrazas marinas emergidas.
El nombre toponímico de Samá aparece registrado en la Carta de Vives o Carta de Barcelona de la primera mitad del siglo XIX, año 1835 y también en el Mapa de Esteban Pichardo que fue un levantamiento de la isla de Cuba en los años de 1860 a 1872, o sea que el nombre aparece en la Nomenclatura Toponímica y Geográfica de Cuba de 1860-1872. Es de observar que en ese tiempo no existía el asentamiento Boca de Samá a la entrada de la Bahía de Samá.
En una época de la historia, a partir de la década de 1920, con el auge del comercio bananero en La Boca de Samá, muchas personas en confusión llamaban al asentamiento Boca de Samápero eso no era correcto porque el nombre original, Samá, no surgió a la entrada de la bahía y así lo confirma el registro histórico de la Carta de Vives así como la carta geotopográfica de Esteban Pichardo (Mapa de Esteban Pichardo 1860-1872).
Al preguntarse sobre el origen del nombre Samá la mayoría de los pobladores desconocen el verdadero origen. Algunos dicen que es un nombre indio y así lo escribió Ricardo Varona Pupo en su libro Crónicas de Banes 1930. Otros pobladores alegan que se debe a que en la época del arribo de los españoles en ese lugar se asentó un individuo nombrado SAMA ó SAME (sin acentuación aguda) y los habitantes que convivieron con él en la zona llamaban al asentamiento y al área de La Ensenada o comarca: las tierras de Samá (con acentuación aguda).
Pero haciéndose una investigación más profunda es más lógico pensar en las relaciones de esa geografía con la familia catalana de apellido Samá que se asentó en Cuba principalmente en Marianao, actual municipio de La Habana.
Ubicación:
Se encuentra a 21 kilómetros de la ciudad de Banes y a 11 kilómetros del Polo Turístico de Guardalavaca.
Samá está situada entre Retrete y Cañadón y pertenece al Consejo Popular Cañadón, que está formado por dos extensas zonas: Samá y Cañadón-Boca de Samá.
También pertenece a la zona de Samá los caseríos de Las Lajas, Los Riscos, Filipina, La Canoa de Samá, El Arroyón y El Corte.
Historia[1]:
De todos los residuales encontrados en Cuba del grupo aborigen llamado Subtaínoó Taíno, la gran mayoría han aparecido en la región de Banes. Mencionemos algunos: los del Potrero del Mango, en Mulas; Varela III; Yaguajay (inmediaciones de la playa Guardalavaca); Aguas Gordas, en Río Seco; Baní cerca del actual Banes y Cueva del Jobo, en la zona de Samá.
Se cree que por la Bahía de Samá fue por donde llegaron algunos grupos aborígenes pertenecientes a la cultura aruaca, que desde el siglo VIII dieron lugar a la sociedad subtaína que pobló toda esta región.
En una cueva del Pan de Samá, junto a otros objetos característicos de la cultura de los Taínos, fue encontrada una escultura tallada en piedra arenisca durísima que representa una figura humana con pelo peinado sobre la frente. El objeto, cuyo contorno tiene vagamente la forma de un hacha, es uno de los más curiosos ejemplares de la escultura de Las Antillas. Recientemente en los meses de julio y agosto de 2012, enel Sitio arqueológico Loma Samá ocurrió de forma casual el  descubrimiento de un ajuar fundamentalmente doméstico de aborígenes agricultores-ceramistas; el hallazgo revela y confirma que este lugar estuvo habitado por los Indígenas de la región Baní.
Las montañas guardan la entrada de la bahía
Etapa Colonial
En tiempos remotos dedicábanse los vecinos de la zona a la crianza de cerdo. Se dice que entonces llegaban al puerto Samá algunos barcos piratas que iban hasta allí a robar ganados y cerdos. Entonces los pocos vecinos crearon alrededor del embarcadero una ronda de vecinos que hacían guardia permanente para avisar a los demás del arribo de algún barco de ladrones. Por eso se llamaron al embarcadero, Embarcadero de Ronda.
En una ocasión uno de los barcos piratas tomó prisionero a Martín Riverón, llevándoselo consigo, y después que estuvieron a considerable distancia lo tiraron al agua, pero el campesino nadó hasta una playita que está entre el puerto de Samá y Río Seco. Desde entonces esa se conoce con el nombre de “Playa de Riverón”.
La primera bodega que existió por esos lares fue puesta en Retrete por un tal Gutiérrez.
Más tarde y con la idea de fomentar la siembra de tabacos, se estableció en Samá un tal Venero, quien fomentó una buena producción de tabacos. En esa época, que fue mucho antes dela Guerra por la independencia de Cuba de 1868, vino a trabajar como dependiente del almacén de Venero el portugués don Manuel da Silva, quien al paso de unos pocos años llegó a ser uno de los más ricos comerciantes de Gibara.
Las principales diversiones de esos tiempos consistían en el típico baile que se daba en casa de Venero y las corridas de caballos que se celebraban en el llano de la Loma de la Uvilla.
En 1858 Samá se componía de un caserío de 22 viviendas construidas con humildes materiales y habitadas por unos 80 individuos de toda edad, sexo y condición que vivían de la pesca, el cultivo de algunos pequeños predios y unas pocas industrias rurales.
Cuando estalló la Guerra de los Diez Años (1868-1878) la región cercana de la hacienda de Banes y otras limítrofes, se encontraba muy despoblada y sus pocos residentes se trasladaron a vivir a la ciudad de Gibara y a los caseríos de Samá, por ser este último un importante lugar donde, durante la guerra, se abrió un Juzgado de Paz.
Fue por lo anterior que en Samá hubo un fuerte destacamento español y numeroso vecindario; de ahí que el 6 de julio de 1872 el Mayor General Calixto García asaltó el poblado destruyéndolo completamente y apoderándose de muchas armas y al día siguiente batió en Cupeyal una fuerza enemiga de unos 550 hombres. En ese encuentro murió el jefe de la fuerza española, Coronel Juan Huerta y Sostre. Uno de los hombres de Calixto García en esa acción fue Guillermón Moncada, uno de los héroes más sobresalientes de las gestas independistas cubanas en contra del colonialismo español. Durante los 30 años de guerras por la independencia de Cuba, Samá fue un fuerte núcleo de presencia española, reconocido por la historiografía nacional e internacional.
Terminada la Guerra del 68 cada cual volvió para su lugar, dedicándose a la siembra de tabaco y la crianza hasta el año 1888 que se empezaron a hacer experimentos para fomentar la siembra de bananos Johnson. Esas dieron resultado y en poco tiempo todas las tierras estuvieron sembradas de plátanos.
La primera Compañía que sembró plátano fruta en Samá giraba bajo el nombre de Bonell, Monés y Ruiz.
Casi enseguida las siembras se extendieron a Yaguajay de Banes, donde se encontraban las coloniasde Casa Nueva, Sainz y Don Felipe Fuentes, famosaspor el buen banano que producían y por su gran tamaño. Otros grandes plantadores fueron, en Cañadón, Juan José Riverón; Vicente Dorado en la Juba; en La Vega de Samá, los Figueiras, y en Samá, Palomino y Llanos.
Sitio de Samá
Al amanecer del 12 de mayo de 1896 los vecinos del tranquilo barrio de Samá fueron súbitamente despertados por el ruido que producía la artillería que empezaba a vomitar metralla sobre el poblado.
El barrio de Samá se encontraba entonces situado a la orilla del río del mismo nombre, que, como es sabido, atraviesa un estrecho y largo valle, que se extiende desde la cercanía de Retrete hasta más allá de La Vega de Samá. Grandes lomas los circundaban.
La defensa española del poblado consistía en seis fuertes construidos con enormes trozos de madera de júcaro negro, cada uno provistos de sus fosos correspondientes; la tierra sacada de los fosos echada alrededor de la madera, los hacía formidables.
Situados, al Norte, el fuerte Blanco; al Sur, el fuerte Chiquito; al Este, el fuerte de Don Domingo; al Oeste, el fuerte de Llaguno; y había, además, entre los dos del Norte y Oeste, un fortín llamado El Guacho. En el centro del poblado, y frente de una especie de plazoleta construidas por las tropas españolas, estaba la trinchera grande que ocupaba el jefe de la plaza y servía de alojamiento de los soldados de línea.
La guarnición se componía de unos cien voluntarios, al mando de Don Andrés Ricardo que tenía el grado de capitán, más dos tenientes y los sargentos y cabos necesarios.
Las tropas regulares españolas se componían de 25 soldados al mando de un teniente.
Las fuerzas de la plaza, que hacían salidas a las colonias cercanas a buscar plátanos fruta daban cuenta de haber encontrado rastros como del paso de numerosas fuerzas enemigas, pero como transcurrían los días sin que nada anormal sucediera, poco a poco se desvaneció el temor y la vigilancia fue menos severa.
Hasta la fecha del ataque en Samá no se sabía que el territorio estaba en guerra, pues, a pesar de pequeñas escaramuzas habidas entre voluntarios de caballería, las tropas coloniales de defensores del lugar se internaban en los montes a bastante distancia de los fuertes, sin que fueran molestados en lo más mínimo por los soldados independentistas. Y asimismo los campesinos trabajaban en la extensa zona de cultivo que circundaba el poblado y conseguían las mejores cosechas de tabaco que se recuerdan.
La noche anterior del asalto mambí, los centinelas de los fuertes de Samá oían como a lo lejos estaban cortando madera con hachas. Era que el jefe de las fuerzas cubanas había ordenado que cada soldado llevara al hombro un palo de las cercas llamadas de Alemania, muy abundante en aquellos lugares. Con los dichos palos pensaban los revolucionarios cubanos construir una trinchera para emplazar la artillería.
General Remigio Marrero
Y así amaneció al 12 de mayo de 1896. La plaza de Samá fue atacada por fuerzas del Ejército Libertador al mando de los generales Mariano Torres y Regimio Marrero, empleando en el ataque una pieza de artillería nueva que disparaba proyectiles de a dos libras de peso que ubicaron en una loma, al sur del poblado y a una distancia como de un kilómetro.
General Mariano Torres
Ya de día,los vecinos de Samá descubrieron que a poca distancia, frente a la plaza,los independentistas cubanos habían construido una trinchera grande y allí habían colocado un cañón que comenzó a disparar contra el fuerte Don Domingo, pero los proyectiles solamente se incrustaron en la tierra que estaba alrededor de la madera y no produjeron daño ninguno.
Como la intención de los asaltantes era destruir un fuerte para por allí entrar a realizar el ataque a la plaza y tomarla, el cañón enfilo sus fuegos contra el llamado fuerte de Blanco.El primer disparo,que fue bajo, cruzó silbando sobre el techo de las casas más altas y atravesó el forro de las yaguas de un bohío habitado por una señora llamada María Pérez, a la que hirió en un brazo. María Pérez se envolvió en un colchón y así protegida cruzó el poblado y fue a esconderse en un palmar cercano.
El segundo disparo fue más alto; la bala cruzó por encima del poblado, sin hacer daño, y estalló en el mismo palmar donde se había guarecido la mujer herida.
El quinto disparo fue certero, logrando destruir el techo del fuerte de Blanco.
Al hacer el sexto disparo los defensores del pueblo notaron que de la trinchera donde estaba el cañón comenzó a salir una columna de humo, entonces se comenzaron a oír voces de felicidad que salían de los fuertes, que decían: “¡se rompió el cañón!”. Y así era, en efecto. Parece que cuando los soldados mambises cubanos hicieron la trinchera, olvidaron cortar un tronco de un pequeño árbol que quedó oculto debajo de la tierra. Cuando el cañón hizo el natural movimiento de retroceso tropezó con el citado tronco y se rompió la cureña, imposibilitándolo de disparar nuevamente.
Pero los mambises también habían construido numerosas trincheras alrededor del poblado,(solamente desde la Loma de la Uvilla hasta el camino de Retrete había diecinueve trincheras detrás de las que estaban situados los tiradores), estos, tan pronto como comenzó el fuego de cañón, comenzaron a disparar sobre la plaza una lluvia de balas. Los soldados cubanos tiraban contra los caballos, bueyes, vacas, gallinas y a todo bicho viviente.
A las nueve de la mañana el lugar parecía el octavo círculo del poema de Dante, que así de horrible era el fuego de la fusilería. Y los fuertes, no muy abundantes de municiones, contestaban poco los disparos de los revolucionarios cubanos.
Hubo un fuerte, el Gacho, que no disparó más de cien tiros en todo el tiempo que duró el sitio.
Hubo que lamentar la muerte de dos niños que imprudentemente jugaban a horcajadas encima de una cerca y Sixto Ricardo, que se encontraba en el fuerte Don Domingo, fue herido en una pierna. Por su parte Pedro Jiménez de servicio en el mismo fuerte, fue alcanzado por una bala que al penetrar por una aspillera le dio de rebote en la frente con tal fuerza, que le hizo perder el conocimiento, siendo conducido más tarde a Gibara donde falleció.
El tercer día las fuerzas al mando del comandante de voluntarios Don Juan de la Fuente, de La Vega de Samá, intentaron romper el cerco. Unos ciento y pico de hombre atravesaron las lomas del potrero de Felipe Filgueira y tomando el camino del Salado, intentaron atacar por la espalda a las fuerzas del General Remigio Marrero, que estaban situadas en aquellas lomas. Pero tan pronto las fuerzas cubanas se dieron cuenta de la presencia de los voluntarios y de las intenciones que abrigaban, respondieron con nutrido fuego de fusilería. A pesar de los esfuerzos de los voluntarios y de haber sostenido fuego por más de hora y media, no lograron desalojar a las fuerzas cubanas, viéndose obligados a retirarse ante la tenaz resistencia de los sitiadores.
En este encuentro no hubo baja de parte de las fuerzas españolas pero los cubanos tuvieron que lamentar la muerte de un soldado.
Al atardecer del quinto día de sitio, por el movimiento que se notaba en las tropas cubanas, supieron los defensores que algo anormal sucedía. Y así era en efecto.
Anocheciendo los de Samá vieron una numerosa fuerza que se acercaba, pero no tenían forma de saber si se trataba de tropas españolas o cubanas.
Casi enseguida se comenzaron a divisar desde los fuertes avanzadosdos hileras de soldados. El centinela esperó que los que se acercaban estuvieran cerca y entonces dio el consabido “¡quién vive!”. En todo el poblado se oyó la respuesta: “¡España!”.
-Que avance uno para ser reconocido, dijo el centinela.
Se adelantó un oficial español que era quien mandaba la columna recién llegada por mar en la cañonera Vicente Yáñez Pinzón y desembarcada en la Boca de Samá.Era el General Reverter que venía acompañado de mil seiscientos infantes y dos piezas de artillería de montaña.
El refuerzo llegado a Samá hizo retirar a las fuerzas cubanas.
Pero al día siguiente de que el sitio se hubo levantado, la columna de refuerzo que había llegado a Samá se retiró dejando a los veinticinco soldados que componían la guarnición acompañados de media compañía y material de guerra abundante, en previsión de un nuevo ataque.
Solo que el nuevo posible ataque no se llegó a realizar por haberse inutilizado el cañón a los primeros disparos yporque las fuerzas cubanas recibieron órdenes superiores de que tomaran parte en otra operación.
Para que nuestros lectores puedan hacerse una idea de la magnitud del fuego de la fusilería cubana, basta apuntar este dato: en la mayor de las trincheras, donde se encontraba situado el cañón, se encontraron 30 cajas de parque de Máuser vacías, que representaban treinta mil disparos y en otras trincheras pequeñas los casquillos de los cartuchos disparados llegaban a la rodilla de un hombre de pie. (Todavía hoy la historiografía cubana no entiende ese derroche de pertrechos en una tropa que generalmente tenía falta de ellos).
Después del hecho narrado volvió a reinar en aquellos lares la tranquilidad más absoluta, hasta que por orden del Capitán General Valeriano Weyler comenzó la que se conoce en la historia de Cuba como la Reconcentración de todos los vecinos de los pueblos y campos periféricos en los lugares donde el ejército español los pudiera controlar. Tuvieron que irse los vecinos de Samá junto a los de La Vega, Cañadón y Boca de Samá hacia Jururú. 

¿Cómo es que en el lugar que desde mucho antes estuvo La Ensenada surge el pueblo de Banes y Samá pierde el predominio en la región?
A fines de los tiempos coloniales españoles, en áreas cercanas a la Bahía de Banes los hermanos Dumois (de origen francés), comienzan a plantar bananos Johnson y al tener grandes resultados comienzan su comercialización por la bahía de Banes a la vez que empiezan a desarrollar en La Ensenada una economía de plantación y la instalación de este sistema en las abandonadas tierras cercanas a la Bahía de Banes.
La aparición de la empresa frutera determinó que la estancada economía de La Ensenada saliera de su somnolencia para volcarse plenamente en el Mercado Capitalista.
Exportación de plátanos por la bahía de Samá
A la vez, en medio de los primeros campos de plátano comenzó a surgir un pequeño caserío situado a sólo 7 kilómetros de la Bahía de Banes que dejó de llamarse La Ensenada y adquirió el de la bahía. En ese dicho poblado se asentó el centro administrativo de la empresa frutera y allí instaló su almacén. La población del nuevo caserío registró un rápido incremento por la grande cantidad de trabajadores que iban a emplearse en la plantación. El poblado fue creciendo y organizándose alrededor de una calle principal y varios callejones secundarios, llegándose a erigir unas 60 u 80 casas de madera y zinc y unos 300 bohíos de guano, así como8 ó 10 casas comerciales.
El almacén de la empresa frutera era un caserón de madera y zinc, que además de depósito de plátano fruta servía, en determinadas ocasiones, como lugar de baile.
Dada la importancia que fue alcanzando el pueblo, la mayoría de las instituciones coloniales fueron trasladando su sede desde Samá para Banes.
El viejo muelle de Samá
En 1910 al pueblo de Banes lo hacen municipio y comienzan a urbanizarlo mientras que en la misma fecha Samá pasó a ser un poblado perteneciente al término municipal, pero a la vez también allí llegó y se asentó una compañía frutera estadounidense que comenzó a sembrar bananos que exportaban por la Bahía de Samá.
Etapa de la República burguesa (Neocolonial)
Terminada la Guerra de 1895 surgió en Samá la compañía frutera de Gómez y Riverón.  Un año después se estableció allí la Samá FruitCompany. Tanto una como la otra hicieron grandes siembras de bananos o plátanos frutas, habiéndose embarcado por ambas Compañías en los años 1904 y 1905 más de millón y medio de racimos por el puerto de Samá. Y, obviamente, ambas Compañías sostuvieron una feroz competencia hasta que la perdedora, la Samá FruitCompany se retiró del lugar.
La que quedó dueña del negocio y sin competencia dispuso a su antojo de los colonos y trabajadores y la producción de plátano comenzó a decaer.
En 1910 compró la Atlantic Fruit Companycompró lo que quedaba de la compañía de Samá.
La Atlantic trató de conseguir los anteriores record de cosechas, alcanzando en dos años sucesivos de 700 a 800 000.
En 1919 John Hogan fue nombrado Administrador de la Compañía. Este le dio gran impulso a las siembras logrado plantar 4.000 rosas que unidas 1.000 que antes tenían, alcanzó un total de 5.000 rosas. Esa cantidad de terreno era suficiente para producir más de un millón de racimos. Solo que entonces se sufrió una sequía que destruyó casi por completo todos los guineales (platanales) habiendo tenido la Atlantic que abandonar la región después que vendió a la Unión Frutera de Samá.
Por entonces Retrete, La Vega de Samá, Cañadón, Samá, Boca de Samá y Yaguajay era disputados por Cañadón y Samá que trataban de erigirse capital de la comarca. Y mientras en esos lugares fue creciendo la población y las posibilidades económicas, tanto que surgieron unas 24 bodegas mixtas, siendo las más importantes la de Gil Pérez en Retrete, la de los hermanos Llanos en Samá, las de Ángel Pelfont y José Fariñas en La Vega, las de José Menéndez y Celenio Martínez en Cañadón y la de Fernando Zayas en Yaguajay.
Exactamente en la vieja zona de Samá ya existían caseríos tan importantes como La Vega de Samá, barrio que primero exportó tabaco en Banes y La Juba.
Uno de los fundadores del segundo mencionado fue Vicente Dorado Pernas, quien procedente de su natal aldea de Vivero en la Provincia de Lugo, España, comenzó el desmonte de losjubales que tanto abundaban desde épocas inmemoriales, dejando solamente un árbol alto y frondoso en el sitio que escogió para establecer su primera morada: de ese árbol de Juba surgió el nombre del barrio que estaba vinculado a Samá como mismo los caseríos El Salado, La Lucha, Las Lajas, El Arroyón, Filipinas y La Canoa de Samá.
En 1920, cuatro años antes que en Banes inauguraran la telefonía no automática sino manual, (teléfonos de margneto) que era atendida por operadoras lo mismo para establecer la conexión local y la de larga distancia, Samá tenía 1.324 habitantes.
En 1928 las tierras en Samá eran fincas bananeras que le vendían a las compañías exportadoras. Entonces, además de los grandes latifundistas, eran vecinos muy importantes los de apellido Llanos, que también poseían tierras y otros establecimientos, como por ejemplo Pancho Llanos, que era dueño de zapatería; Simeón Llanos, mejor conocido como Mañón Llanos, era dueño de tienda y Pepito Llanos, hijo de Benigno, antes de ser Tesorero de la Administración Municipal, era dueño de una tienda mixta grande y de una bomba de gasolina que estaba ubicada a la entrada del barrio por el camino de La Cuchilla, viniendo desde Duruty.
Samá, año 1930
A la entrada de Las Lajas estaba el feudo de José Arias, quien era español y se radicó en Samá por largo tiempo. En esa misma región, vivió Anastasio Luengo Villalibre.Anastacio salió de León, en España, huyendo del servicio militar y llegó a Cuba por La Habana donde estuvo poco tiempo, luego recaló en Gibara buscando a la familia Llanos que estaba asentada en Samá, adonde llegó en 1904 y puso un negocio de zapatería.
En 1953 se inauguró la carretera Banes-Guardalavaca que pasa por las inmediaciones de Samá y poco después la línea de Ómnibus Crespiestablecen 12 salidas que saliendo de Banes pasaban por Samá y seguían a Guardalavaca, y viceversa.
Por esa época en la casa de Pepe Llanos su hija Gladis atendía una pizarra telefónica de dos chuchos que según contó ella, era para comunicar a los de la Compañía Bananera con Vista Alegre de Cañadón (Banes) y Ronda. La línea telefónica era aérea y estaba formada por alambres desnudos fijados sobre aisladores y montados sobre crucetas en los postes que servían de sostén. El telefonista era de apellido Martínez, vivía de Samá para adentro; era él quien se encargaba de atender el tendido telefónico.
También hubo un teléfono de magneto en la pared de la zapatería de la casa de Lito Llanos que se comunicaba con la casa de Agustín López. La esposa de este último, Marciana Fonseca, era la telefonista que se comunicaba con cada lugar “por toques”, así por ejemplo, para hablar con Cañadón había que dar cuatro toques.
La correspondencia del poblado el cartero las traía desde Banes y las dejaba en la casa de Lito Llanos.
En esos años de las décadas de 1940 y 50 vivieron en Samá varios españoles naturales de Cataluña, León y otros territorios de la península ibérica, así como de las Islas Canarias.
En octubre de 1958 llega a la zona la columna # 16 "Enrique Hart" del Ejército Rebelde al mando del comandante Carlos Iglesias. Esta comienza sus operaciones en la zona de Yaguajay (Banes) donde se establece la Comandancia. Recuerdan los vecinos más viejos que el teléfono que estaba en la casa de Lito Llanos fue muy utilizado por los combatientes rebeldes.
Asimismo llegó a Samá, huyendo de la policía batistiana que lo perseguía, José Manuel Ricardo García quien había sido el administrador del cine Rexde Santiago de Cuba. José Manuel se incorporó a la Columna 16 del Ejército Rebelde en Samá.
Después de 1959
Al lado de la carnicería-barbería de los Llanos, ubicada en medio del poblado, hubo una casa amarilla de madera con un extenso corredor y seis cuartos, en la que vivieron Juan Borges y sus esposa Reina; ella se convirtió en dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas a partir de 1968.
Igualmente en esa casa vivió Justo Pérez que fue el jefe de sector o policía.
Al frente de la dicha casa estaba la Panadería que se llamó La Rosa porque Rosa Ramonet se llamó su dueña. Esa estuvo funcionando unos diez años más después del triunfo de la Revolución.
Municipio Samá (1963-1976)
Creado en 1963 el municipio Samá tenía jurisdicción desde La Dalia, lugar que está a seis kilómetros de la salida de Banes, hasta La Canela, a cuatro kilómetros después de Guardalavaca, por la carretera rumbo a Holguín. Se incluía también Los Ángeles de Banes hasta que en el año 1969 este lugar se convirtió en municipio independiente.
El municipio Samá abarcaba tres granjas, Walfrido Guerrero (Retrete), Orlando Rodríguez (Los Ángeles) y José M. Ricardo (Cañadón). En ese tiempo se recuerda que por Samá pasaba habitualmente en una motocicleta un hombre al que le decían Chuchi y que era el cartero de la zona.
La actividad económica fundamental del municipio era los cultivos varios y el turismo en Guardalavaca; destacaba entre los cultivos el de cítricos, caña de azúcar, vegetales, granos, etc.
Las oficinas del municipio radicaban en el poblado de Cañadón como era la OFICODA, que es la institución que todavía controla la distribución de los productos alimenticios normados, la Oficina de Servicios Comunales, la Policlínica nombrada José Manuel Ricardo, la Farmacia y la Oficina de Registro de Control Pecuario.
Igualmente a inicios de Samá como municipio se creó el Partido Comunista que tuvo como primer secretario a Juan Borja Zayas, Organizador: ReinerioMulet Hidalgo, Educación: Edilberto Rodríguez Laffita, y era miembro no profesional: René Armas y como Delegado a Reinaldo Rojas Batista.
Los milicianos de Samá estuvieron inmersos en contrarrestar los efectos de una banda contrarrevolucionaria que operó en la zona en años cercanos a 1959.
En septiembre de 1970 desembarcópor playa Guayacanes, cercana a Samá,una banda contrarrevolucionaria que fue apresada en las cercanías de la Sierra Maestra, por Santiago de Cuba.
El 12 de octubre de 1971 el Gobierno del Municipio comenzó a radicar en el local de lo que más adelante fue la Escuela Primaria de Cañadón, que era una casona de madera. La casona fue destruida por el huracán Ike en 2009.

Casualmente esa misma noche del 12 de octubre de 1971 una lancha pirata financiada por la CIA atacó el poblado de Boca de Samá.
El 30 de julio de 1976 se aprueba una nueva división político administrativa del país, que elimina a Samá como municipio, integrándose al de Banes.
El 12 de mayo de 1978 quedó fundada en Samá la Cooperativa de Producción Agropecuaria que se llama“17 de mayo”.
En 1979 Samá es electrificado y en la década de 1990 colocan allí una planta de radiocomunicaciones que se enlazaba con el correos de Banes. La atendía Griselda Betancourt (Grise).
A mediado del 2000 en Samá pusieron un contenedor o Kiosco de las TRD (Tienda Recaudadora de Divisa) y un dispensario de cerveza fría en el área lo que antiguamente era la bomba de gasolina y la tienda de víveres de los Llanos, hoy bodega La Oriental.
Recientemente el agricultor Ronaldo Martínez residente del caserío de Las Lajas,mientras laboraba sus tierras encontró restos de aborígenes precolombinos, entre ellos gubias hechas del caracol que se conoce como cobo, cabeza de flechas, hacha petaloide y esferas pequeñas. Todo lo encontrado lo tiene a la vista de quienes quieran mirarlo en unas vitrinas que colocó en el portal de su casa.
El Peñón de Boca de Samá
De Samá tierra adentro
Al suroeste de la bahía desemboca el río Samá cuyas cabeceras están en la zona de Samá Arriba; éste último lugar, a 35 metros de altura sobre el nivel medio del mar es un caserío perteneciente al municipio Banes ubicado a 21,3 km al noroeste de la cabecera municipal. En el año 2002 lo habitaban 174 vecinos en 53 viviendas.
En el siglo XIX Pezuela dijo que el nacimiento del río ocurría en las alturas cercanas a Retrete y que corría por 17 kilómetros hasta su desembocadura en la hacienda de Samá, sobre la porción sureste de la bahía done formaba un notable humedal de manglares, terrenos bajos pantanosos con depósitos holocénicos, los cuales podían alcanzar espesores de hasta 8 milímetros.
Parte de la cuenca del río Samá se alimenta de las escorrentías de la meseta de Yagüajay y otros nacimientos se ubican en los alrededores del poblado de Retrete Abajo, a los pies de un conjunto de elevaciones pertenecientes al grupo Maniabón conocidas como lomas de Punta Alta, donde está la mayor altura del municipio Banes, ubicada en el parte agua central de la región y con 308 metros. Esa es una elevación de compleja geología compuesta por ostiolitos.
El poblado de Retrete se encuentra a 80 metros de altura. En el 2002 poseía 120 casas y 312 vecinos que se dedican a los cultivos varios, especialmente la producción de plátanos.
Para llegar al caserío de Samá es necesario pasar por el poblado de Cañadón, ubicado a 14 kilómetros del municipio Banes. El nombre de ese poblado está relacionado con un sitio de crianza homónimo otorgado por 1830 en la hacienda de Samá. Para 1860 este lugar era un asentamiento.
A 6,7 kilómetros al oeste-noroeste del pueblo de Cañadón, cercano a las elevaciones de Yagüajay se abre la solapa del Camino de Yarín, que es una espelunca o cueva de origen freático en cuyo interior se descubrieron petroglifos hechos por los aborígenes que habitaron la zona y que consisten en figuras geométricas hechas mediante la incisión.
Más atrás se encuentra la cumbre del Pan de Samá que es una elevación de tiempos del eoceno[2] medio con una altura de 321 metros.



[1] FUENTE: Varona Pupo, Ricardo. Crónicas de Banes; páginas 67,149. (1930)


[2]Durante esta época se formaron algunas de las cordilleras más significativas del mundo, como los Alpes y el Himalaya

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