Al
este de la playa de Guardalavaca y en la península de Banes se abre una pequeña
bahía conocida con el nombre de Samá, considerada por la navegación como una
dársena natural que sirve de magnifico refugio para las embarcaciones menores
durante los fenómenos naturales.
Se
abre la bahía por entre una costa acantilada que a trechos sobrepasa los tres
metros de altura.
La
entrada de la bahía está custodiada al oeste por punta Sotavento y a 463 metros
de distancia, en la orilla oriental, está punta Barlovento. Entre ambas se abre
un estrecho canal con una longitud de 1 500 metros.
Su
configuración es larga y estrecha, con un perímetro costero de 9,5 km y un área
de 1,1 km². La parte más ancha tiene una longitud de 2 800 por 960 metros. La
profundidad máxima alcanza los 5,2 metros; el fondo está ocupado por depósitos
arcillosos del periodo holoceno, que comprende los últimos 11 784 años, tomando
el año 2000 como base de referencia cronológica, de hasta 31 milímetros de
espesor.
Apenas
medio kilómetros bahía adentro se encuentra punta Boca de Samá y 800 metros
después existe un estrechamiento constituido por las puntas Pescadores, al
oeste, y San Marcos, al este.
La
porción anterior y media de la bahía está compuesta por terrenos elevados con
fuerte inclinación hacia el mar y antiguos niveles de terrazas marinas
emergidas.
El
nombre toponímico de Samá aparece registrado en la Carta de Vives o Carta de
Barcelona de la primera mitad del siglo XIX, año 1835 y también en el Mapa de
Esteban Pichardo que fue un levantamiento de la isla de Cuba en los años de
1860 a 1872, o sea que el nombre aparece en la Nomenclatura Toponímica y
Geográfica de Cuba de 1860-1872. Es de observar que en ese tiempo no existía el
asentamiento Boca de Samá a la entrada de la Bahía de Samá.
En
una época de la historia, a partir de la década de 1920, con el auge del
comercio bananero en La Boca de Samá, muchas personas en confusión llamaban al
asentamiento Boca de Samápero eso no era correcto porque el nombre original,
Samá, no surgió a la entrada de la bahía y así lo confirma el registro
histórico de la Carta de Vives así como la carta geotopográfica de Esteban
Pichardo (Mapa de Esteban Pichardo 1860-1872).
Al
preguntarse sobre el origen del nombre Samá la mayoría de los pobladores
desconocen el verdadero origen. Algunos dicen que es un nombre indio y así lo
escribió Ricardo Varona Pupo en su libro Crónicas de Banes 1930. Otros
pobladores alegan que se debe a que en la época del arribo de los españoles en ese
lugar se asentó un individuo nombrado SAMA ó SAME (sin acentuación aguda) y los
habitantes que convivieron con él en la zona llamaban al asentamiento y al área
de La Ensenada o comarca: las tierras de Samá (con acentuación aguda).
Pero
haciéndose una investigación más profunda es más lógico pensar en las
relaciones de esa geografía con la familia catalana de apellido Samá que se
asentó en Cuba principalmente en Marianao, actual municipio de La Habana.
Ubicación:
Se
encuentra a 21 kilómetros de la ciudad de Banes y a 11 kilómetros del Polo
Turístico de Guardalavaca.
Samá
está situada entre Retrete y Cañadón y pertenece al Consejo Popular Cañadón,
que está formado por dos extensas zonas: Samá y Cañadón-Boca de Samá.
También
pertenece a la zona de Samá los caseríos de Las Lajas, Los Riscos, Filipina, La
Canoa de Samá, El Arroyón y El Corte.
Historia[1]:
De
todos los residuales encontrados en Cuba del grupo aborigen llamado Subtaínoó
Taíno, la gran mayoría han aparecido en la región de Banes. Mencionemos
algunos: los del Potrero del Mango, en Mulas; Varela III; Yaguajay (inmediaciones
de la playa Guardalavaca); Aguas Gordas, en Río Seco; Baní cerca del actual
Banes y Cueva del Jobo, en la zona de Samá.
Se
cree que por la Bahía de Samá fue por donde llegaron algunos grupos aborígenes
pertenecientes a la cultura aruaca, que desde el siglo VIII dieron lugar a la
sociedad subtaína que pobló toda esta región.
En
una cueva del Pan de Samá, junto a otros objetos característicos de la cultura
de los Taínos, fue encontrada una escultura tallada en piedra arenisca durísima
que representa una figura humana con pelo peinado sobre la frente. El objeto,
cuyo contorno tiene vagamente la forma de un hacha, es uno de los más curiosos
ejemplares de la escultura de Las Antillas. Recientemente en los meses de julio
y agosto de 2012, enel Sitio arqueológico Loma Samá ocurrió de forma casual
el descubrimiento de un ajuar
fundamentalmente doméstico de aborígenes agricultores-ceramistas; el hallazgo
revela y confirma que este lugar estuvo habitado por los Indígenas de la región
Baní.
Las montañas guardan la entrada de la bahía |
Etapa
Colonial
En
tiempos remotos dedicábanse los vecinos de la zona a la crianza de cerdo. Se
dice que entonces llegaban al puerto Samá algunos barcos piratas que iban hasta
allí a robar ganados y cerdos. Entonces los pocos vecinos crearon alrededor del
embarcadero una ronda de vecinos que hacían guardia permanente para avisar a
los demás del arribo de algún barco de ladrones. Por eso se llamaron al embarcadero,
Embarcadero de Ronda.
En
una ocasión uno de los barcos piratas tomó prisionero a Martín Riverón,
llevándoselo consigo, y después que estuvieron a considerable distancia lo
tiraron al agua, pero el campesino nadó hasta una playita que está entre el
puerto de Samá y Río Seco. Desde entonces esa se conoce con el nombre de “Playa
de Riverón”.
La
primera bodega que existió por esos lares fue puesta en Retrete por un tal Gutiérrez.
Más
tarde y con la idea de fomentar la siembra de tabacos, se estableció en Samá un
tal Venero, quien fomentó una buena producción de tabacos. En esa época, que
fue mucho antes dela Guerra por la independencia de Cuba de 1868, vino a
trabajar como dependiente del almacén de Venero el portugués don Manuel da
Silva, quien al paso de unos pocos años llegó a ser uno de los más ricos
comerciantes de Gibara.
Las
principales diversiones de esos tiempos consistían en el típico baile que se
daba en casa de Venero y las corridas de caballos que se celebraban en el llano
de la Loma de la Uvilla.
En
1858 Samá se componía de un caserío de 22 viviendas construidas con humildes
materiales y habitadas por unos 80 individuos de toda edad, sexo y condición
que vivían de la pesca, el cultivo de algunos pequeños predios y unas pocas industrias
rurales.
Cuando
estalló la Guerra de los Diez Años (1868-1878) la región cercana de la hacienda
de Banes y otras limítrofes, se encontraba muy despoblada y sus pocos
residentes se trasladaron a vivir a la ciudad de Gibara y a los caseríos de Samá,
por ser este último un importante lugar donde, durante la guerra, se abrió un
Juzgado de Paz.
Fue
por lo anterior que en Samá hubo un fuerte destacamento español y numeroso
vecindario; de ahí que el 6 de julio de 1872 el Mayor General Calixto García
asaltó el poblado destruyéndolo completamente y apoderándose de muchas armas y
al día siguiente batió en Cupeyal una fuerza enemiga de unos 550 hombres. En
ese encuentro murió el jefe de la fuerza española, Coronel Juan Huerta y Sostre.
Uno de los hombres de Calixto García en esa acción fue Guillermón Moncada, uno
de los héroes más sobresalientes de las gestas independistas cubanas en contra
del colonialismo español. Durante los 30 años de guerras por la independencia
de Cuba, Samá fue un fuerte núcleo de presencia española, reconocido por la
historiografía nacional e internacional.
Terminada
la Guerra del 68 cada cual volvió para su lugar, dedicándose a la siembra de
tabaco y la crianza hasta el año 1888 que se empezaron a hacer experimentos
para fomentar la siembra de bananos Johnson. Esas dieron resultado y en poco
tiempo todas las tierras estuvieron sembradas de plátanos.
La
primera Compañía que sembró plátano fruta en Samá giraba bajo el nombre de Bonell,
Monés y Ruiz.
Casi
enseguida las siembras se extendieron a Yaguajay de Banes, donde se encontraban
las coloniasde Casa Nueva, Sainz y Don Felipe Fuentes, famosaspor el buen
banano que producían y por su gran tamaño. Otros grandes plantadores fueron, en
Cañadón, Juan José Riverón; Vicente Dorado en la Juba; en La Vega de Samá, los
Figueiras, y en Samá, Palomino y Llanos.
Sitio de
Samá
Al
amanecer del 12 de mayo de 1896 los vecinos del tranquilo barrio de Samá fueron
súbitamente despertados por el ruido que producía la artillería que empezaba a
vomitar metralla sobre el poblado.
El
barrio de Samá se encontraba entonces situado a la orilla del río del mismo nombre,
que, como es sabido, atraviesa un estrecho y largo valle, que se extiende desde
la cercanía de Retrete hasta más allá de La Vega de Samá. Grandes
lomas los circundaban.
La
defensa española del poblado consistía en seis fuertes construidos con enormes
trozos de madera de júcaro negro, cada uno provistos de sus fosos
correspondientes; la tierra sacada de los fosos echada alrededor de la madera,
los hacía formidables.
Situados,
al Norte, el fuerte Blanco; al Sur, el fuerte Chiquito; al Este, el fuerte de
Don Domingo; al Oeste, el fuerte de Llaguno; y había, además, entre los dos del
Norte y Oeste, un fortín llamado El Guacho. En el centro del poblado, y frente
de una especie de plazoleta construidas por las tropas españolas, estaba la
trinchera grande que ocupaba el jefe de la plaza y servía de alojamiento de los
soldados de línea.
La
guarnición se componía de unos cien voluntarios, al mando de Don Andrés Ricardo
que tenía el grado de capitán, más dos tenientes y los sargentos y cabos
necesarios.
Las
tropas regulares españolas se componían de 25 soldados al mando de un teniente.
Las
fuerzas de la plaza, que hacían salidas a las colonias cercanas a buscar plátanos
fruta daban cuenta de haber encontrado rastros como del paso de numerosas
fuerzas enemigas, pero como transcurrían los días sin que nada anormal
sucediera, poco a poco se desvaneció el temor y la vigilancia fue menos severa.
Hasta
la fecha del ataque en Samá no se sabía que el territorio estaba en guerra,
pues, a pesar de pequeñas escaramuzas habidas entre voluntarios de caballería,
las tropas coloniales de defensores del lugar se internaban en los montes a
bastante distancia de los fuertes, sin que fueran molestados en lo más mínimo
por los soldados independentistas. Y asimismo los campesinos trabajaban en la
extensa zona de cultivo que circundaba el poblado y conseguían las mejores
cosechas de tabaco que se recuerdan.
La
noche anterior del asalto mambí, los centinelas de los fuertes de Samá oían
como a lo lejos estaban cortando madera con hachas. Era que el jefe de las
fuerzas cubanas había ordenado que cada soldado llevara al hombro un palo de
las cercas llamadas de Alemania, muy abundante en aquellos lugares. Con los
dichos palos pensaban los revolucionarios cubanos construir una trinchera para
emplazar la artillería.
General Remigio Marrero |
Y
así amaneció al 12 de mayo de 1896. La plaza de Samá fue atacada por fuerzas
del Ejército Libertador al mando de los generales Mariano Torres y Regimio Marrero, empleando en el ataque una pieza de artillería nueva que disparaba
proyectiles de a dos libras de peso que ubicaron en una loma, al sur del
poblado y a una distancia como de un kilómetro.
General Mariano Torres |
Leer además: Mariano Torres, aspero y bueno, por José Martí
Ya
de día,los vecinos de Samá descubrieron que a poca distancia, frente a la plaza,los
independentistas cubanos habían construido una trinchera grande y allí habían
colocado un cañón que comenzó a disparar contra el fuerte Don Domingo, pero los
proyectiles solamente se incrustaron en la tierra que estaba alrededor de la
madera y no produjeron daño ninguno.
Como
la intención de los asaltantes era destruir un fuerte para por allí entrar a realizar
el ataque a la plaza y tomarla, el cañón enfilo sus fuegos contra el llamado
fuerte de Blanco.El primer disparo,que fue bajo, cruzó silbando sobre el techo
de las casas más altas y atravesó el forro de las yaguas de un bohío habitado
por una señora llamada María Pérez, a la que hirió en un brazo. María Pérez se envolvió
en un colchón y así protegida cruzó el poblado y fue a esconderse en un palmar
cercano.
El
segundo disparo fue más alto; la bala cruzó por encima del poblado, sin hacer
daño, y estalló en el mismo palmar donde se había guarecido la mujer herida.
El
quinto disparo fue certero, logrando destruir el techo del fuerte de Blanco.
Al
hacer el sexto disparo los defensores del pueblo notaron que de la trinchera
donde estaba el cañón comenzó a salir una columna de humo, entonces se
comenzaron a oír voces de felicidad que salían de los fuertes, que decían: “¡se
rompió el cañón!”. Y así era, en efecto. Parece que cuando los soldados
mambises cubanos hicieron la trinchera, olvidaron cortar un tronco de un
pequeño árbol que quedó oculto debajo de la tierra. Cuando el cañón hizo el
natural movimiento de retroceso tropezó con el citado tronco y se rompió la
cureña, imposibilitándolo de disparar nuevamente.
Pero
los mambises también habían construido numerosas trincheras alrededor del
poblado,(solamente desde la Loma de la Uvilla hasta el camino de Retrete había
diecinueve trincheras detrás de las que estaban situados los tiradores), estos,
tan pronto como comenzó el fuego de cañón, comenzaron a disparar sobre la plaza
una lluvia de balas. Los soldados cubanos tiraban contra los caballos, bueyes,
vacas, gallinas y a todo bicho viviente.
A
las nueve de la mañana el lugar parecía el octavo círculo del poema de Dante,
que así de horrible era el fuego de la fusilería. Y los fuertes, no muy
abundantes de municiones, contestaban poco los disparos de los revolucionarios
cubanos.
Hubo
un fuerte, el Gacho, que no disparó más de cien tiros en todo el tiempo que
duró el sitio.
Hubo
que lamentar la muerte de dos niños que imprudentemente jugaban a horcajadas
encima de una cerca y Sixto Ricardo, que se encontraba en el fuerte Don
Domingo, fue herido en una pierna. Por su parte Pedro Jiménez de servicio en el
mismo fuerte, fue alcanzado por una bala que al penetrar por una aspillera le
dio de rebote en la frente con tal fuerza, que le hizo perder el conocimiento,
siendo conducido más tarde a Gibara donde falleció.
El
tercer día las fuerzas al mando del comandante de voluntarios Don Juan de la
Fuente, de La Vega de Samá, intentaron romper el cerco. Unos ciento y pico de
hombre atravesaron las lomas del potrero de Felipe Filgueira y tomando el
camino del Salado, intentaron atacar por la espalda a las fuerzas del General Remigio
Marrero, que estaban situadas en aquellas lomas. Pero tan pronto las fuerzas
cubanas se dieron cuenta de la presencia de los voluntarios y de las intenciones
que abrigaban, respondieron con nutrido fuego de fusilería. A pesar de los
esfuerzos de los voluntarios y de haber sostenido fuego por más de hora y
media, no lograron desalojar a las fuerzas cubanas, viéndose obligados a
retirarse ante la tenaz resistencia de los sitiadores.
En
este encuentro no hubo baja de parte de las fuerzas españolas pero los cubanos
tuvieron que lamentar la muerte de un soldado.
Al
atardecer del quinto día de sitio, por el movimiento que se notaba en las
tropas cubanas, supieron los defensores que algo anormal sucedía. Y así era en
efecto.
Anocheciendo
los de Samá vieron una numerosa fuerza que se acercaba, pero no tenían forma de
saber si se trataba de tropas españolas o cubanas.
Casi
enseguida se comenzaron a divisar desde los fuertes avanzadosdos hileras de
soldados. El centinela esperó que los que se acercaban estuvieran cerca y
entonces dio el consabido “¡quién vive!”. En todo el poblado se oyó la
respuesta: “¡España!”.
-Que
avance uno para ser reconocido, dijo el centinela.
Se
adelantó un oficial español que era quien mandaba la columna recién llegada por
mar en la cañonera Vicente Yáñez Pinzón y desembarcada en la Boca de Samá.Era el
General Reverter que venía acompañado de mil seiscientos infantes y dos piezas
de artillería de montaña.
El
refuerzo llegado a Samá hizo retirar a las fuerzas cubanas.
Pero
al día siguiente de que el sitio se hubo levantado, la columna de refuerzo que
había llegado a Samá se retiró dejando a los veinticinco soldados que componían
la guarnición acompañados de media compañía y material de guerra abundante, en
previsión de un nuevo ataque.
Solo
que el nuevo posible ataque no se llegó a realizar por haberse inutilizado el
cañón a los primeros disparos yporque las fuerzas cubanas recibieron órdenes
superiores de que tomaran parte en otra operación.
Para
que nuestros lectores puedan hacerse una idea de la magnitud del fuego de la fusilería
cubana, basta apuntar este dato: en la mayor de las trincheras, donde se
encontraba situado el cañón, se encontraron 30 cajas de parque de Máuser
vacías, que representaban treinta mil disparos y en otras trincheras pequeñas
los casquillos de los cartuchos disparados llegaban a la rodilla de un hombre
de pie. (Todavía hoy la historiografía cubana no entiende ese derroche de
pertrechos en una tropa que generalmente tenía falta de ellos).
Después del hecho narrado volvió a reinar en aquellos
lares la tranquilidad más absoluta, hasta que por orden del Capitán General
Valeriano Weyler comenzó la que se conoce en la historia de Cuba como la
Reconcentración de todos los vecinos de los pueblos y campos periféricos en los
lugares donde el ejército español los pudiera controlar. Tuvieron que irse los
vecinos de Samá junto a los de La Vega, Cañadón y Boca de Samá hacia Jururú.
¿Cómo es que en el lugar que desde mucho antes estuvo La Ensenada surge el pueblo de Banes y Samá pierde el predominio en la región?
¿Cómo es que en el lugar que desde mucho antes estuvo La Ensenada surge el pueblo de Banes y Samá pierde el predominio en la región?
A
fines de los tiempos coloniales españoles, en áreas cercanas a la Bahía de
Banes los hermanos Dumois (de origen francés), comienzan a plantar bananos
Johnson y al tener grandes resultados comienzan su comercialización por la
bahía de Banes a la vez que empiezan a desarrollar en La Ensenada una economía
de plantación y la instalación de este sistema en las abandonadas tierras
cercanas a la Bahía de Banes.
La
aparición de la empresa frutera determinó que la estancada economía de La
Ensenada saliera de su somnolencia para volcarse plenamente en el Mercado
Capitalista.
Exportación de plátanos por la bahía de Samá |
A
la vez, en medio de los primeros campos de plátano comenzó a surgir un pequeño
caserío situado a sólo 7 kilómetros de la Bahía de Banes que dejó de llamarse
La Ensenada y adquirió el de la bahía. En ese dicho poblado se asentó el centro
administrativo de la empresa frutera y allí instaló su almacén. La población
del nuevo caserío registró un rápido incremento por la grande cantidad de
trabajadores que iban a emplearse en la plantación. El poblado fue creciendo y
organizándose alrededor de una calle principal y varios callejones secundarios,
llegándose a erigir unas 60 u 80 casas de madera y zinc y unos 300 bohíos de
guano, así como8 ó 10 casas comerciales.
El
almacén de la empresa frutera era un caserón de madera y zinc, que además de
depósito de plátano fruta servía, en determinadas ocasiones, como lugar de baile.
Dada
la importancia que fue alcanzando el pueblo, la mayoría de las instituciones
coloniales fueron trasladando su sede desde Samá para Banes.
El viejo muelle de Samá |
En
1910 al pueblo de Banes lo hacen municipio y comienzan a urbanizarlo mientras
que en la misma fecha Samá pasó a ser un poblado perteneciente al término
municipal, pero a la vez también allí llegó y se asentó una compañía frutera
estadounidense que comenzó a sembrar bananos que exportaban por la Bahía de
Samá.
Etapa de la
República burguesa (Neocolonial)
Terminada
la Guerra de 1895 surgió en Samá la compañía frutera de Gómez y Riverón. Un año después se estableció allí la Samá
FruitCompany. Tanto una como la otra hicieron grandes siembras de bananos o
plátanos frutas, habiéndose embarcado por ambas Compañías en los años 1904 y
1905 más de millón y medio de racimos por el puerto de Samá. Y, obviamente,
ambas Compañías sostuvieron una feroz competencia hasta que la perdedora, la
Samá FruitCompany se retiró del lugar.
La
que quedó dueña del negocio y sin competencia dispuso a su antojo de los
colonos y trabajadores y la producción de plátano comenzó a decaer.
En
1910 compró la Atlantic Fruit Companycompró lo que quedaba de la compañía de
Samá.
La
Atlantic trató de conseguir los anteriores record de cosechas, alcanzando en
dos años sucesivos de 700 a 800 000.
En
1919 John Hogan fue nombrado Administrador de la Compañía. Este le dio gran
impulso a las siembras logrado plantar 4.000 rosas que unidas 1.000 que antes
tenían, alcanzó un total de 5.000 rosas. Esa cantidad de terreno era suficiente
para producir más de un millón de racimos. Solo que entonces se sufrió una
sequía que destruyó casi por completo todos los guineales (platanales) habiendo
tenido la Atlantic que abandonar la región después que vendió a la Unión Frutera
de Samá.
Por
entonces Retrete, La Vega de Samá, Cañadón, Samá, Boca de Samá y Yaguajay era
disputados por Cañadón y Samá que trataban de erigirse capital de la comarca. Y
mientras en esos lugares fue creciendo la población y las posibilidades económicas,
tanto que surgieron unas 24 bodegas mixtas, siendo las más importantes la de
Gil Pérez en Retrete, la de los hermanos Llanos en Samá, las de Ángel Pelfont y
José Fariñas en La Vega, las de José Menéndez y Celenio Martínez en Cañadón y
la de Fernando Zayas en Yaguajay.
Exactamente
en la vieja zona de Samá ya existían caseríos tan importantes como La Vega de
Samá, barrio que primero exportó tabaco en Banes y La Juba.
Uno
de los fundadores del segundo mencionado fue Vicente Dorado Pernas, quien
procedente de su natal aldea de Vivero en la Provincia de Lugo, España, comenzó
el desmonte de losjubales que tanto abundaban desde épocas inmemoriales,
dejando solamente un árbol alto y frondoso en el sitio que escogió para
establecer su primera morada: de ese árbol de Juba surgió el nombre del barrio que
estaba vinculado a Samá como mismo los caseríos El Salado, La Lucha, Las Lajas,
El Arroyón, Filipinas y La Canoa de Samá.
En
1920, cuatro años antes que en Banes inauguraran la telefonía no automática
sino manual, (teléfonos de margneto) que era atendida por operadoras lo mismo
para establecer la conexión local y la de larga distancia, Samá tenía 1.324
habitantes.
En
1928 las tierras en Samá eran fincas bananeras que le vendían a las compañías
exportadoras. Entonces, además de los grandes latifundistas, eran vecinos muy
importantes los de apellido Llanos, que también poseían tierras y otros
establecimientos, como por ejemplo Pancho Llanos, que era dueño de zapatería;
Simeón Llanos, mejor conocido como Mañón Llanos, era dueño de tienda y Pepito
Llanos, hijo de Benigno, antes de ser Tesorero de la Administración Municipal,
era dueño de una tienda mixta grande y de una bomba de gasolina que estaba
ubicada a la entrada del barrio por el camino de La Cuchilla, viniendo desde
Duruty.
Samá, año 1930 |
A
la entrada de Las Lajas estaba el feudo de José Arias, quien era español y se radicó
en Samá por largo tiempo. En esa misma región, vivió Anastasio Luengo
Villalibre.Anastacio salió de León, en España, huyendo del servicio militar y
llegó a Cuba por La Habana donde estuvo poco tiempo, luego recaló en Gibara buscando
a la familia Llanos que estaba asentada en Samá, adonde llegó en 1904 y puso un
negocio de zapatería.
En
1953 se inauguró la carretera Banes-Guardalavaca que pasa por las inmediaciones
de Samá y poco después la línea de Ómnibus Crespiestablecen 12 salidas que
saliendo de Banes pasaban por Samá y seguían a Guardalavaca, y viceversa.
Por
esa época en la casa de Pepe Llanos su hija Gladis atendía una pizarra
telefónica de dos chuchos que según contó ella, era para comunicar a los de la
Compañía Bananera con Vista Alegre de Cañadón (Banes) y Ronda. La línea telefónica
era aérea y estaba formada por alambres desnudos fijados sobre aisladores y
montados sobre crucetas en los postes que servían de sostén. El telefonista era
de apellido Martínez, vivía de Samá para adentro; era él quien se encargaba de
atender el tendido telefónico.
También
hubo un teléfono de magneto en la pared de la zapatería de la casa de Lito Llanos
que se comunicaba con la casa de Agustín López. La esposa de este último, Marciana
Fonseca, era la telefonista que se comunicaba con cada lugar “por toques”, así
por ejemplo, para hablar con Cañadón había que dar cuatro toques.
La
correspondencia del poblado el cartero las traía desde Banes y las dejaba en la
casa de Lito Llanos.
En
esos años de las décadas de 1940 y 50 vivieron en Samá varios españoles
naturales de Cataluña, León y otros territorios de la península ibérica, así
como de las Islas Canarias.
En
octubre de 1958 llega a la zona la columna # 16 "Enrique Hart" del
Ejército Rebelde al mando del comandante Carlos Iglesias. Esta comienza sus
operaciones en la zona de Yaguajay (Banes) donde se establece la Comandancia.
Recuerdan los vecinos más viejos que el teléfono que estaba en la casa de Lito
Llanos fue muy utilizado por los combatientes rebeldes.
Asimismo
llegó a Samá, huyendo de la policía batistiana que lo perseguía, José Manuel
Ricardo García quien había sido el administrador del cine Rexde Santiago de
Cuba. José Manuel se incorporó a la Columna 16 del Ejército Rebelde en Samá.
Después de
1959
Al
lado de la carnicería-barbería de los Llanos, ubicada en medio del poblado, hubo
una casa amarilla de madera con un extenso corredor y seis cuartos, en la que
vivieron Juan Borges y sus esposa Reina; ella se convirtió en dirigente de la
Federación de Mujeres Cubanas a partir de 1968.
Igualmente
en esa casa vivió Justo Pérez que fue el jefe de sector o policía.
Al
frente de la dicha casa estaba la Panadería que se llamó La Rosa porque Rosa
Ramonet se llamó su dueña. Esa estuvo funcionando unos diez años más después
del triunfo de la Revolución.
Municipio
Samá (1963-1976)
Creado
en 1963 el municipio Samá tenía jurisdicción desde La Dalia, lugar que está a
seis kilómetros de la salida de Banes, hasta La Canela, a cuatro kilómetros
después de Guardalavaca, por la carretera rumbo a Holguín. Se incluía también
Los Ángeles de Banes hasta que en el año 1969 este lugar se convirtió en
municipio independiente.
El
municipio Samá abarcaba tres granjas, Walfrido Guerrero (Retrete), Orlando
Rodríguez (Los Ángeles) y José M. Ricardo (Cañadón). En ese tiempo se recuerda
que por Samá pasaba habitualmente en una motocicleta un hombre al que le decían
Chuchi y que era el cartero de la zona.
La
actividad económica fundamental del municipio era los cultivos varios y el
turismo en Guardalavaca; destacaba entre los cultivos el de cítricos, caña de
azúcar, vegetales, granos, etc.
Las
oficinas del municipio radicaban en el poblado de Cañadón como era la OFICODA,
que es la institución que todavía controla la distribución de los productos
alimenticios normados, la Oficina de Servicios Comunales, la Policlínica
nombrada José Manuel Ricardo, la Farmacia y la Oficina de Registro de Control
Pecuario.
Igualmente
a inicios de Samá como municipio se creó el Partido Comunista que tuvo como
primer secretario a Juan Borja Zayas, Organizador: ReinerioMulet Hidalgo,
Educación: Edilberto Rodríguez Laffita, y era miembro no profesional: René
Armas y como Delegado a Reinaldo Rojas Batista.
Los
milicianos de Samá estuvieron inmersos en contrarrestar los efectos de una
banda contrarrevolucionaria que operó en la zona en años cercanos a 1959.
En
septiembre de 1970 desembarcópor playa Guayacanes, cercana a Samá,una banda contrarrevolucionaria
que fue apresada en las cercanías de la Sierra Maestra, por Santiago de Cuba.
El
12 de octubre de 1971 el Gobierno del Municipio comenzó a radicar en el local
de lo que más adelante fue la Escuela Primaria de Cañadón, que era una casona
de madera. La casona fue destruida por el huracán Ike en 2009.
Casualmente
esa misma noche del 12 de octubre de 1971 una lancha pirata financiada por la
CIA atacó el poblado de Boca de Samá.
El
30 de julio de 1976 se aprueba una nueva división político administrativa del
país, que elimina a Samá como municipio, integrándose al de Banes.
El
12 de mayo de 1978 quedó fundada en Samá la Cooperativa de Producción Agropecuaria
que se llama“17 de mayo”.
En
1979 Samá es electrificado y en la década de 1990 colocan allí una planta de
radiocomunicaciones que se enlazaba con el correos de Banes. La atendía Griselda
Betancourt (Grise).
A
mediado del 2000 en Samá pusieron un contenedor o Kiosco de las TRD (Tienda
Recaudadora de Divisa) y un dispensario de cerveza fría en el área lo que
antiguamente era la bomba de gasolina y la tienda de víveres de los Llanos, hoy
bodega La Oriental.
Recientemente
el agricultor Ronaldo Martínez residente del caserío de Las Lajas,mientras
laboraba sus tierras encontró restos de aborígenes precolombinos, entre ellos
gubias hechas del caracol que se conoce como cobo, cabeza de flechas, hacha
petaloide y esferas pequeñas. Todo lo encontrado lo tiene a la vista de quienes
quieran mirarlo en unas vitrinas que colocó en el portal de su casa.
El Peñón de Boca de Samá |
De Samá tierra adentro
Al
suroeste de la bahía desemboca el río Samá cuyas cabeceras están en la zona de
Samá Arriba; éste último lugar, a 35 metros de altura sobre el nivel medio del
mar es un caserío perteneciente al municipio Banes ubicado a 21,3 km al noroeste
de la cabecera municipal. En el año 2002 lo habitaban 174 vecinos en 53
viviendas.
En
el siglo XIX Pezuela dijo que el nacimiento del río ocurría en las alturas
cercanas a Retrete y que corría por 17 kilómetros hasta su desembocadura en la
hacienda de Samá, sobre la porción sureste de la bahía done formaba un notable
humedal de manglares, terrenos bajos pantanosos con depósitos holocénicos, los
cuales podían alcanzar espesores de hasta 8 milímetros.
Parte
de la cuenca del río Samá se alimenta de las escorrentías de la meseta de
Yagüajay y otros nacimientos se ubican en los alrededores del poblado de
Retrete Abajo, a los pies de un conjunto de elevaciones pertenecientes al grupo
Maniabón conocidas como lomas de Punta Alta, donde está la mayor altura del
municipio Banes, ubicada en el parte agua central de la región y con 308
metros. Esa es una elevación de compleja geología compuesta por ostiolitos.
El
poblado de Retrete se encuentra a 80 metros de altura. En el 2002 poseía 120
casas y 312 vecinos que se dedican a los cultivos varios, especialmente la
producción de plátanos.
Para
llegar al caserío de Samá es necesario pasar por el poblado de Cañadón, ubicado
a 14 kilómetros del municipio Banes. El nombre de ese poblado está relacionado
con un sitio de crianza homónimo otorgado por 1830 en la hacienda de Samá. Para
1860 este lugar era un asentamiento.
A
6,7 kilómetros al oeste-noroeste del pueblo de Cañadón, cercano a las
elevaciones de Yagüajay se abre la solapa del Camino de Yarín, que es una
espelunca o cueva de origen freático en cuyo interior se descubrieron
petroglifos hechos por los aborígenes que habitaron la zona y que consisten en
figuras geométricas hechas mediante la incisión.
Más
atrás se encuentra la cumbre del Pan de Samá que es una elevación de tiempos
del eoceno[2]
medio con una altura de 321 metros.
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