Por: César Hidalgo Torres
En
la zona Sur-Central de Maniabón está la ciudad de Holguín, asentada en una
valle al que circunvalan varias elevaciones; ubicadas al norte de la ciudad,
las de ellas son las más conocidas, El Fraile y la Loma de la Cruz.
Loma de la Cruz
Es
uno de los lugares emblemáticos de Holguín y sitio de obligada visita para todo
viajero que arribe a la ciudad.
Como
las otras varias elevaciones que rodean el valle holguinero, todas formando
parte del grupo orográfico Maniabón, la loma de la Cruz está enclavada en el
seno de un complejo de rocas magmáticas pertenecientes al cinturón ofiolítico
del jurásico medio, lo que quiere decir que la particularísima mole
serpentinítica símbolo de la ciudad tiene unos 175 millones de años.
En
un inicio la elevación era conocida como cerro Bayado, sin saberse con
exactitud el origen del nombre; pero a partir del 3 de mayo de 1790 comenzó a
llamársele de la cruz, después que en la fecha un prior de la orden de San
Francisco, Antonio Alegre, subió hasta lo alto llevando a cuesta una cruz de
madera que colocó en un ángulo visible desde casi todos los lugares de la
ciudad.Desde ese momento se inició una de las tradiciones más típicas de la
población residente en Holguín, las Romerías de la Cruz de Mayo.
Durante
la festividad se organizaban procesiones religiosas que partían desde la
iglesia San Isidoro tomando por la calle Libertad hasta la cima de la loma,
donde se oficiaba santa misa. Después de concluida aquella, comenzaba una
fiesta que duraba hasta el siguiente amanecer, y en la que se celebraban
numerosos juegos tradicionales: corridas de cintas y peleas de gallo,
preferentemente, se comía lechón (cerdo) asado y se bebía “zambumbia” (mezcla
de agua con miel de caña) y “agualoja” (preparada a base de aguardiente,
azúcar, agua y refrescos).
Al
paso del tiempo las Romerías adquirieron un carácter más popular; la
celebración se efectuaba en las faldas del cerro, en las calles y en las casas
de la vecindad, se consumía ron, cervezas y otras diferentes bebidas tanto
alcohólicas como refrescantes y se comían diferentes alimentos populares: pan
con lechón asado, tamales de maíz, maní, empanadillas y variedad de dulces.
(Las golosinas se ofertaban en los numerosos kioscos que se ubicaban en la cima
de la loma y también en la parte baja).
Durante
los difíciles años de la dictadura de Fulgencio Batista, la tradición se fue
perdiendo, pero en 1999 los jóvenes artistas de la ciudad la rescataron y la
convirtieron en un gran festival internacional que dura una semana.
En
1872, durante la guerra grande independentistas, el gobierno colonial construyó
en la cima de la loma de la Cruz una torre de avistamiento llamada “Numancia”.
En 1895 en el sitio de la torre de vigilancia se construyó un fortín de base
cuadrada con dos pisos de alto y aspilleras; encima colocaron un heliógrafo
para comunicarse a través de la luz del sol con los pueblos circundantes.
Para
hacer más fácil el acceso a los fieles católicos que subían hasta la cruz del
cerro, el presidente de los Caballeros Católicos de Holguín, Oscar Albanés
Carballo comenzó a promocionar la idea de construir una escalinata. Los
holguineros aportaron los fondos monetarios y en 28 de enero de 1927 comenzó la
construcción del proyecto hecho por el ingeniero Vicente Biosca. Este consideró
que además de la larga escalera de 458 escalones se debía construir una capilla
pequeña con rotondas miradores y la reconstrucción del viejo fuerte español.
Las obras se terminaron en 3 de mayo de 1958. Dos años antes se levantó allí
una torre repetidora de la señal de televisión y una carretera que comienza a
ascender la larga cuesta desde la salida hacia San Andrés y llega hasta la
cima.
Ubican
los holguineros en la loma de la Cruz varias leyendas. Una de las más conocidas
es la suposición de que existían misteriosos túneles que comunicaban el
edificio La Periquera con el cerro, pero de esos nunca ha aparecido evidencia
ninguna.
Y
los practicantes de las religiones afrocubanas consideran que en la parte alta
de la loma de la cruz habita un Obatalá al que llegan constantemente para pagar
promesas. A esos se les ve ascendiendo la escalinata descalzos o en “cuatro
patas”.
Una
tradición que ya se extinguió era subir a la cumbre del cerro los Domingos de
Resurrección para dar gracias por la ascensión de Cristo al cielo.
Cerro del Fraile
Antes de 1848 un sacerdote franciscano que oficiaba en Holguín, perdió sus facultades mentales y se fue a vivir a las faldas del cerro holguinero ubicado al oeste de la loma de Cruz; desde donde pronunciaba largas peroratas amenazantes. Beatas de la ciudad le llevaban alimentos y ropas. De ahí proviene el nombre y popularidad del cerrito.
Antes de 1848 un sacerdote franciscano que oficiaba en Holguín, perdió sus facultades mentales y se fue a vivir a las faldas del cerro holguinero ubicado al oeste de la loma de Cruz; desde donde pronunciaba largas peroratas amenazantes. Beatas de la ciudad le llevaban alimentos y ropas. De ahí proviene el nombre y popularidad del cerrito.
Durante
la primera mitad del siglo XX comenzó a comercializarse en la ciudad con el
nombre de aguas “El Fraile” las bicarbonatadas-magnesianas que se obtenían de
unos manantiales que nacen en la ladera norte.
El cerro del Fraile no sobrepasa los 275 metros de altura, pero aun así es una de las mayores elevaciones del municipio holguinero.
A
su lado, como guardacantón del Fraile, está el cerrito Pilón, fiel compañía de
aquel en la extendida sabana que los rodea que no es apta para la agricultura
pero sí para la ganadería.
En
el Fraile abundan las yerbas de guinea, el Paraná, la yaya, el espartillo,
variadas palmas de la especie guano-yarey y las hierbas silvestres popularmente
conocidas como morí-viví (Mimosa púdica).
En
una de las laderas del Fraile, que da a la ciudad, existe una pequeña cavidad
de boca angosta que cavaron Juan Bidopia y Demetrio Pittaluga en 1834 creyendo,
como creían con toda sinceridad que encontrarían oro, pero fracasaron en el
intento. El hueco es conocido desde hace más de un siglo como “la cueva del
Indio”.
Otras elevaciones en los alrededores de Holguín.
Otras elevaciones en los alrededores de Holguín.
Como
mismo la de la Cruz y el Fraile, alrededor de la ciudad de Holguín hay otras
elevaciones, de ellas, al sur destacan: la loma de Güirabo (153 metros de
altura); Ochile (186 m); La Cuaba (244 m); El Mate (243 m) y Sao del Macío (261
m). Y en el extremo oriental del valle sobre el que se asienta la ciudad existe
una pequeña serranía que se extiende de este a oeste: las alturas de Mayabe
(con 251 metros de altura). Allí está el conocido Mirador de Mayabeun hotel famoso
porque vive allí la quinta generación de burros “Panchos” que toman cerveza; de
ahí que la cerveza que se fabrica en la zona se llame precisamente “Mayabe”.
Desde las elevaciones de Mayabe se observa una panorámica completa del valle y de la ciudad de Holguín y asimismo se observa el hermoso y modesto valle del Yayal, que fue donde estuvo el sitio fundacional de Holguín.
Precisamente
por estar la ciudad en un valle absolutamente llano y rodeado de elevaciones se
pensó que era el cráter de un viejo volcán, pero esa idea se ha descartado con
investigaciones actuales que dan la certeza de que nada tiene que ver con los
procesos volcánicos.
Las llanuras de Maniabón.
Las llanuras de Maniabón.
Al
Sur de las alturas que rodean el valle holguinero se extiende la inmensa
llanura fluvial del Cauto. Esta, sin ningún tipo de perturbación altimétrica,
se pierde en extensos prados hasta los confines de Cacocum y continúa más allá
de los límites de Holguín y la provincia Granma.