En
la amplia provincia geológica de Maniabón corren muchos ríos, unos hacia el sur que llegan
hasta el Cauto y la mayoría en dirección a la costa norte. De esos es uno de
los principales el Cacoyugüín.
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Río Cacoyuguín (desembocadura) |
Recibiendo
las aguas de los arroyos Gato, Charco Hondo, Cristóbal, Tranqueras, Hicacos y
Jobabo, este río corre desde su nacimiento con rumbo con rumbo noroeste hasta
dar con la Sierra de Candelaria. A partir de ese punto se inclina al oriente
sin atravesar el macizo calcáreo, sino bordeándolo por la vertiente meridional
y penetrando en el lomerío de la sierra Cupeicillos. A esta la cercena en dos originando
un cañón fluvial conocido como El Abra, con 700 metros de largo y paredes
calizas muy verticales que alcanzan hasta 40 metros de altura.
Durante
los siglos XVIII y XIX el curso inferior del Cacoyugüín fue una importante
arteria de comunicación. En barcazas de fondo casi plano que navegaban a remo o
palanca, salían por el río los productos de la extensa jurisdicción de Holguín
hasta la bahía de Gibara; e igual y del mismo modo, entraban por sus aguas las
mercancías de importación que llegaban a la bahía con destino a Holguín.
Para
posibilitar el tráfico de mercancías en la primera mitad del siglo XVIII (mucho
antes de la fundación del pueblo de Gibara) se construyeron en la ribera norte
y a más de cuatro kilómetros de la desembocadura del río, un almacén, una
bodega y un muelle fluvial. Más tarde algunas personas vinculadas con el
transporte fluvial o con las carretas que trasladaban las mercancías entre las
haciendas y los muelles, levantaron sus viviendas en el lugar lo que dio lugar
al establecimiento de un pequeño caserío que desde entonces y todavía hoy, se
llama Embarcadero.
Muy
pronto el sitio fue cobrando importancia. Ya entrado el siglo XIX, junto al río
se construyó otro almacén que además incluía una bodega y un mesón donde se vendía
comidas y otros servicios a los transeúntes.
Junto al nuevo almacén se levantó otro muelle.
Hechos históricos ocurridos en el río.
Hechos históricos ocurridos en el río.
En
distintas ocasiones durante del siglo XVIII marinos ingleses remontaron en
barcazas el Cacoyugüín para saquear las haciendas situadas en el interior del
territorio. En el presente se tiene información de dos de esos casos, uno
ocurrido en 1739 y el otro en 1745, que fue cuando los ladrones fueron
derrotados completamente por la población local y perdieron sus armas y
lanchas.
Por
otro lado el hundimiento de una lancha de invasores ingleses en el curso
inferior del río ha dado lugar a la leyenda de un fabuloso tesoro de piratas:
Se
dice que el capitán del barco invasor bajó a tierra con dos marineros y se
internó en el bosque para enterrar el tesoro.Que luego salió del bosque solo,
(se supone que asesinó a sus acompañantes para que no delataran el lugar donde
guardó el dicho tesoro), y se detuvo en el mesón de Embarcadero, donde consumió
unos tragos de aguardiente y se marchó sin que se sepa cómo y hacia dónde.
Muchos
años más tarde el marino regresó acompañado de otras personas con el ánimo de
llevarse lo que había dejado enterrado en las inmediaciones del lugar, pero a
pesar de que traía un mapa, no lo encontró. Entonces el viejo capitán, entre
vaso y vaso de aguardiente que bebió en el mesón de Embarcadero, hizo confianza
con uno de los empleados y le confesó todo.
Esa
leyenda prendió con fuerza en la localidad, al extremo de que muchas personas han
dedicado meses a buscar el fabuloso tesoro pero a pesar de que han empleado
detectores de metales y se han realizado numerosas excavaciones en la zona,
hasta hoy nadie ha encontrado nada.
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Los
muelles fluviales, que eran tres, dos en la ribera norte y uno en la sur,
estaban frente al lugar hoy conocido como “Parada de Cupeycillos”, que era
hasta donde el Cacoyugüín era navegable por lanchas de poco calado tanto en
marea baja como llena . A partir de ese lugar, en dirección hacia Gibara, está
el sitio donde fue hundido el barco invasor, conocido en el presente
indistintamente como “Charco del Pirata” o “Charco de El Caballo Blanco”, (por
ser ese el nombre el barco hundido).
Varios
vecinos del lugar han sacado de las aguas fragmentos de la embarcación. En una
ocasión lograron rescatar un fragmento de la quilla del barco que medía 17 pies
de largo.
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A
partir de la fundación del ingenio Santa María en 1823, en la orilla sur del río,
y frente a los anteriores, se construyó un tercer muelle destinado
exclusivamente al uso de esta pequeña fábrica de azúcar.
Durante la guerra de 1868 tanto el pequeño caserío de
Embarcadero como el ingenio Santa María fueron fortificados y rodeados de
trincheras y alambradas. (Todavía hoy se conservan las ruinas del fortín que
hubo en el lugar, ubicadas en la orilla sur del río y muy cerca de la carretera).
A
partir de la construcción del primer tramo del ferrocarril de Gibara y Holguín,
en 1885, el transporte fluvial fue perdiendo importancia, aunque se mantuvo
hasta la tercera década del siglo XX.
En
la guerra de 1895 el caserío de Embarcadero fue empleado para reconcentrar la
población campesina de los alrededores.
Durante
la República burguesa, a partir de 1902, del pequeño caserío fue decreciendo
hasta casi desaparecer, porque muchos vecinos que deseaban tener servicio de
electricidad y otras mejoras, se mudaron
para Gibara.
Entre
1951 y 1953 con las aguas del río se construyó una represa o embalse de 1,6 km²
y con 5,62 Mm³, ubicado a 10 kilómetros al norte-noroeste de la ciudad de Holguín.
Una
de las características más visibles del río era la gran población de anguilas
(Anguilla rostrata) que, adultas, emprendían un viaje de miles de kilómetros
hacia el mar de Los Sargazos, en el océano Atlántico, a desovar. Luego de
nacidas en aquellas latitudes, por razones inexplicables, las pequeñas
emprenden el viaje de retorno a los ríos donde crecieron sus padres y allí
permanecen por un periodo de cinco años, hasta que comience el nuevo ciclo
reproductivo.
El
periódico Granma en su edición del 18 de octubre de 1966 publicó una noticia
curiosa y hasta simpática; dice que entonces fue tan grande la masa de anguilas
del Cacoyugüín y de la presa de igual nombre que abastece de agua a la ciudad
de Holguín, que los trabajadores del acueducto local tuvieron que trabajar
durante varios días para desobstruir las tuberías tupidas por los animales.
Lamentablemente
la pesca indiscriminada de la especie y la construcción de la represa, que
provocó alteraciones en su hábitat, ha mermado considerablemente la población
de esos animales.
En
sus orillas habita una rica fauna que es constantemente aprovechada por los
vecinos del lugar. Destacan entre los artrópodos las jaibas y los cangrejos, y
entre los peces, las lisas, los curbinos, y ocasionalmente sábalos y cazones.
En los meses de otoño e invierno suben las anguilas a contracorriente y numerosas
aves anidan en los manglares y otros
árboles de la orilla.
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