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martes, 16 de octubre de 2018

Las elevaciones que rodean el valle de Holguín



Por: César Hidalgo Torres
En la zona Sur-Central de Maniabón está la ciudad de Holguín, asentada en una valle al que circunvalan varias elevaciones; ubicadas al norte de la ciudad, las de ellas son las más conocidas, El Fraile y la Loma de la Cruz.
Loma de la Cruz
Es uno de los lugares emblemáticos de Holguín y sitio de obligada visita para todo viajero que arribe a la ciudad.
Como las otras varias elevaciones que rodean el valle holguinero, todas formando parte del grupo orográfico Maniabón, la loma de la Cruz está enclavada en el seno de un complejo de rocas magmáticas pertenecientes al cinturón ofiolítico del jurásico medio, lo que quiere decir que la particularísima mole serpentinítica símbolo de la ciudad tiene unos 175 millones de años.
En un inicio la elevación era conocida como cerro Bayado, sin saberse con exactitud el origen del nombre; pero a partir del 3 de mayo de 1790 comenzó a llamársele de la cruz, después que en la fecha un prior de la orden de San Francisco, Antonio Alegre, subió hasta lo alto llevando a cuesta una cruz de madera que colocó en un ángulo visible desde casi todos los lugares de la ciudad.Desde ese momento se inició una de las tradiciones más típicas de la población residente en Holguín, las Romerías de la Cruz de Mayo.
Durante la festividad se organizaban procesiones religiosas que partían desde la iglesia San Isidoro tomando por la calle Libertad hasta la cima de la loma, donde se oficiaba santa misa. Después de concluida aquella, comenzaba una fiesta que duraba hasta el siguiente amanecer, y en la que se celebraban numerosos juegos tradicionales: corridas de cintas y peleas de gallo, preferentemente, se comía lechón (cerdo) asado y se bebía “zambumbia” (mezcla de agua con miel de caña) y “agualoja” (preparada a base de aguardiente, azúcar, agua y refrescos).
Al paso del tiempo las Romerías adquirieron un carácter más popular; la celebración se efectuaba en las faldas del cerro, en las calles y en las casas de la vecindad, se consumía ron, cervezas y otras diferentes bebidas tanto alcohólicas como refrescantes y se comían diferentes alimentos populares: pan con lechón asado, tamales de maíz, maní, empanadillas y variedad de dulces. (Las golosinas se ofertaban en los numerosos kioscos que se ubicaban en la cima de la loma y también en la parte baja).
Durante los difíciles años de la dictadura de Fulgencio Batista, la tradición se fue perdiendo, pero en 1999 los jóvenes artistas de la ciudad la rescataron y la convirtieron en un gran festival internacional que dura una semana.
En 1872, durante la guerra grande independentistas, el gobierno colonial construyó en la cima de la loma de la Cruz una torre de avistamiento llamada “Numancia”. En 1895 en el sitio de la torre de vigilancia se construyó un fortín de base cuadrada con dos pisos de alto y aspilleras; encima colocaron un heliógrafo para comunicarse a través de la luz del sol con los pueblos circundantes.
Para hacer más fácil el acceso a los fieles católicos que subían hasta la cruz del cerro, el presidente de los Caballeros Católicos de Holguín, Oscar Albanés Carballo comenzó a promocionar la idea de construir una escalinata. Los holguineros aportaron los fondos monetarios y en 28 de enero de 1927 comenzó la construcción del proyecto hecho por el ingeniero Vicente Biosca. Este consideró que además de la larga escalera de 458 escalones se debía construir una capilla pequeña con rotondas miradores y la reconstrucción del viejo fuerte español. Las obras se terminaron en 3 de mayo de 1958. Dos años antes se levantó allí una torre repetidora de la señal de televisión y una carretera que comienza a ascender la larga cuesta desde la salida hacia San Andrés y llega hasta la cima.

Ubican los holguineros en la loma de la Cruz varias leyendas. Una de las más conocidas es la suposición de que existían misteriosos túneles que comunicaban el edificio La Periquera con el cerro, pero de esos nunca ha aparecido evidencia ninguna.
Y los practicantes de las religiones afrocubanas consideran que en la parte alta de la loma de la cruz habita un Obatalá al que llegan constantemente para pagar promesas. A esos se les ve ascendiendo la escalinata descalzos o en “cuatro patas”.
Una tradición que ya se extinguió era subir a la cumbre del cerro los Domingos de Resurrección para dar gracias por la ascensión de Cristo al cielo.
Cerro del Fraile

Antes de 1848 un sacerdote franciscano que oficiaba en Holguín, perdió sus facultades mentales y se fue a vivir a las faldas del cerro holguinero ubicado al oeste de la loma de Cruz; desde donde pronunciaba largas peroratas amenazantes. Beatas de la ciudad le llevaban alimentos y ropas. De ahí proviene el nombre y popularidad del cerrito.
Durante la primera mitad del siglo XX comenzó a comercializarse en la ciudad con el nombre de aguas “El Fraile” las bicarbonatadas-magnesianas que se obtenían de unos manantiales que nacen en la ladera norte.

El cerro del Fraile no sobrepasa los 275 metros de altura, pero aun así es una de las mayores elevaciones del municipio holguinero.
A su lado, como guardacantón del Fraile, está el cerrito Pilón, fiel compañía de aquel en la extendida sabana que los rodea que no es apta para la agricultura pero sí para la ganadería.
En el Fraile abundan las yerbas de guinea, el Paraná, la yaya, el espartillo, variadas palmas de la especie guano-yarey y las hierbas silvestres popularmente conocidas como morí-viví (Mimosa púdica).
En una de las laderas del Fraile, que da a la ciudad, existe una pequeña cavidad de boca angosta que cavaron Juan Bidopia y Demetrio Pittaluga en 1834 creyendo, como creían con toda sinceridad que encontrarían oro, pero fracasaron en el intento. El hueco es conocido desde hace más de un siglo como “la cueva del Indio”.

Otras elevaciones en los alrededores de Holguín.
Como mismo la de la Cruz y el Fraile, alrededor de la ciudad de Holguín hay otras elevaciones, de ellas, al sur destacan: la loma de Güirabo (153 metros de altura); Ochile (186 m); La Cuaba (244 m); El Mate (243 m) y Sao del Macío (261 m). Y en el extremo oriental del valle sobre el que se asienta la ciudad existe una pequeña serranía que se extiende de este a oeste: las alturas de Mayabe (con 251 metros de altura). Allí está el conocido Mirador de Mayabeun hotel famoso porque vive allí la quinta generación de burros “Panchos” que toman cerveza; de ahí que la cerveza que se fabrica en la zona se llame precisamente “Mayabe”.
 

Desde las elevaciones de Mayabe se observa una panorámica completa del valle y de la ciudad de Holguín y asimismo se observa el hermoso y modesto valle del Yayal, que fue donde estuvo el sitio fundacional de Holguín.
Precisamente por estar la ciudad en un valle absolutamente llano y rodeado de elevaciones se pensó que era el cráter de un viejo volcán, pero esa idea se ha descartado con investigaciones actuales que dan la certeza de que nada tiene que ver con los procesos volcánicos.

Las llanuras de Maniabón.
Al Sur de las alturas que rodean el valle holguinero se extiende la inmensa llanura fluvial del Cauto. Esta, sin ningún tipo de perturbación altimétrica, se pierde en extensos prados hasta los confines de Cacocum y continúa más allá de los límites de Holguín y la provincia Granma.

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