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martes, 2 de octubre de 2018

Alturas cársicas Cupeicillo-Candelaria, Gibara, Holguín

Por: César Hidalgo Torres

Detrás de la llanura cársica que se extiende a lo largo de la costa desde Gibara hasta Puerto Padre y siguiendo al oeste de Gibara, el relieve se transforma… el explorador encuentra pequeñas elevaciones cársicas orientadas de este a oeste en forma de herradura; esas son las alturas cársica Cupeicillo-Candelaria.
Alturas cársicas Cupeicillo-Candelaria
 
Popularmente conocidas como “la sierrita de Gibara”, las elevaciones cársicas con forma de herradura conocidas como Cupeicillo-Candelaria están constituidas por rocas calizas de épocas cretácicas, era geológica que comenzó hace 145 millones de años y terminó unos 66 millones de años antes del presente.
Durante tan largo periodo histórico las aguas han disuelto las rocas y creado numerosas cavernas de grandes magnitudes y belleza; en ellas, lo mismo sobre el suelo que en las profundidades de las cuevas, crece una vegetación singularísima.
Cupeicillo es una sierra formada por varias crestas paralelas que descienden en escalones desde los 220 metros de altura sobre el nivel medio del mar, conformando un complejo asimétrico de bloques de blancas rocas calizas[1]con brechas en las que aparecen las grisáceas dolomitas[2] mesozoicas, o sea, piedras que son contemporáneas con los dinosaurios.
Esta sierra llega hasta muy cerca de la bahía de Gibara por la parte sur. A ella pertenece la conocida loma de las inmediaciones del pueblo conocida como El Catuco (91 metros de altura).
Detrás de Cupeicillo está Candelaria, separadas una de la otra por una gran depresión de tres kilómetros de ancho y doce de largo en el que se ha desarrollado un terreno desnudo modelado por la acción de las aguas y solamente cubierto en algunas partes por pequeñas capas de sedimento. En él se pueden encontrar numerosas dolinas o casimbas comunicadas entre sí por una amplia red de conductos subterráneos.
 
La mayor altitud de toda la zona se ubica al sur, exactamente en la Sierra de Candelaria; esa es la loma de Abelardo con 242 metros. 
Tanto en una como en la otra sierra existen numerosos accidentes que son propios del relieve cársico (formado por rocas calizas y dolomitas); por ejemplo allí son abundantes las dolinas o casimbas y los ponores o grietas, (mientras que una dolina es una depresión con un hoyo o cavidad conectado hacia el subsuelo, un pónor[3] es una abertura por la que una corriente superficial o lago fluyen total o parcialmente hacia un sistema cársico de agua subterránea), y asimismo simas[4] y cavernas. Todos los anteriores son morfologías dignas de destacar, pero no más que los campos de lapiaz o dientes de perros gigantes que abundan en la vertiente norte de la sierra de Cupeicillo, en áreas cercanas al poblado de Jobal. (También en algunas zonas de la sierra de Candelaria se han podido ver campos de diente de perro muy desarrollados, especialmente en Cantimplora y La Yaya).


[1] Es una roca sedimentaria compuesta mayoritariamente por carbonato de calcio (CaCO3), generalmente calcita, aunque frecuentemente presenta trazas de magnesita (MgCO3) y otros carbonatos. También puede contener pequeñas cantidades de minerales como arcilla, hematita, siderita, cuarzo, etc., que modifican (a veces sensiblemente) el color y el grado de coherencia de la roca. El carácter prácticamente monomineral de las calizas permite reconocerlas fácilmente gracias a dos características físicas y químicas fundamentales de la calcita: es menos dura que el cobre y reacciona con efervescencia en presencia de ácidos como el ácido clorhídrico. En el ámbito de las rocas ornamentales o de áridos para construcción recibe también el nombre de piedra caliza. Junto a las dolomitas y las margas, las calizas forman parte de lo que se conocen como rocas calcáreas. Si se calcina (se lleva a alta temperatura), la caliza da lugar a cal (óxido de calcio, CaO).

[2] Es una roca sedimentaria de origen químico compuesta básicamente de dolomita, cuya composición química es carbonato de calcio y magnesio [CaMg(CO3)2]. Su nombre proviene del geólogo francés D. Dolomieu que fue quien la distinguió por primera vez en el siglo XVIII. Su color es grisáceo pero también puede ser blanca ó rosada; generalmente es porosa. Se encuentra en capas espesas de centenares de metros y también puede formar macizos enteros, como los Alpes Dolomíticos (Tirol). Se utilizan como materia prima en diversas industrias, principalmente como alternativa a la magnesita en la metalurgia y en la producción de morteros y cementos especiales.

[3]El término pónor se ha instituido como un término geológico internacional para una gran entrada de agua hacia el subsuelo en terrenos kársticos. La palabra pónor deriva de nora, del idioma protoeslavo, que significa fosa, hoyo.


[4]Una sima es una cavidad que se abre al exterior mediante un pozo o conducto vertical o en pendiente pronunciada, originada por un proceso erosivo cársico en la roca calcárea o derrumbe del techo de una cavidad por el que el agua se filtra a niveles inferiores. Suele ser la degeneración de una dolina.

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