Por: César Hidalgo Torres
Detrás
de la llanura cársica que se extiende a lo largo de la costa desde Gibara hasta
Puerto Padre y siguiendo al oeste de Gibara, el relieve se transforma… el
explorador encuentra pequeñas elevaciones cársicas orientadas de este a oeste
en forma de herradura; esas son las alturas cársica Cupeicillo-Candelaria.
Alturas cársicas Cupeicillo-Candelaria
Popularmente
conocidas como “la sierrita de Gibara”, las elevaciones cársicas con forma de
herradura conocidas como Cupeicillo-Candelaria están constituidas por rocas
calizas de épocas cretácicas, era geológica que comenzó hace 145 millones de
años y terminó unos 66 millones de años antes del presente.
Durante
tan largo periodo histórico las aguas han disuelto las rocas y creado numerosas
cavernas de grandes magnitudes y belleza; en ellas, lo mismo sobre el suelo que
en las profundidades de las cuevas, crece una vegetación singularísima.
Cupeicillo
es una sierra formada por varias crestas paralelas que descienden en escalones
desde los 220 metros de altura sobre el nivel medio del mar, conformando un
complejo asimétrico de bloques de blancas rocas calizas[1]con
brechas en las que aparecen las grisáceas dolomitas[2]
mesozoicas, o sea, piedras que son contemporáneas con los dinosaurios.
Esta
sierra llega hasta muy cerca de la bahía de Gibara por la parte sur. A ella
pertenece la conocida loma de las inmediaciones del pueblo conocida como El
Catuco (91 metros de altura).
Detrás
de Cupeicillo está Candelaria, separadas una de la otra por una gran depresión de
tres kilómetros de ancho y doce de largo en el que se ha desarrollado un
terreno desnudo modelado por la acción de las aguas y solamente cubierto en
algunas partes por pequeñas capas de sedimento. En él se pueden encontrar
numerosas dolinas o casimbas comunicadas entre sí por una amplia red de
conductos subterráneos.
La
mayor altitud de toda la zona se ubica al sur, exactamente en la Sierra de
Candelaria; esa es la loma de Abelardo con 242 metros.
Tanto
en una como en la otra sierra existen numerosos accidentes que son propios del
relieve cársico (formado por rocas calizas y dolomitas); por ejemplo allí son
abundantes las dolinas o casimbas y los ponores o grietas, (mientras que una
dolina es una depresión con un hoyo o cavidad conectado hacia el subsuelo, un
pónor[3]
es una abertura por la que una corriente superficial o lago fluyen total o
parcialmente hacia un sistema cársico de agua subterránea), y asimismo simas[4]
y cavernas. Todos los anteriores son morfologías dignas de destacar, pero no
más que los campos de lapiaz o dientes de perros gigantes que abundan en la
vertiente norte de la sierra de Cupeicillo, en áreas cercanas al poblado de
Jobal. (También en algunas zonas de la sierra de Candelaria se han podido ver
campos de diente de perro muy desarrollados, especialmente en Cantimplora y La
Yaya).
[1] Es una
roca sedimentaria compuesta mayoritariamente por carbonato de calcio (CaCO3),
generalmente calcita, aunque frecuentemente presenta trazas de magnesita
(MgCO3) y otros carbonatos. También puede contener pequeñas cantidades de
minerales como arcilla, hematita, siderita, cuarzo, etc., que modifican (a
veces sensiblemente) el color y el grado de coherencia de la roca. El carácter
prácticamente monomineral de las calizas permite reconocerlas fácilmente
gracias a dos características físicas y químicas fundamentales de la calcita:
es menos dura que el cobre y reacciona con efervescencia en presencia de ácidos
como el ácido clorhídrico. En el ámbito de las rocas ornamentales o de áridos
para construcción recibe también el nombre de piedra caliza. Junto a las
dolomitas y las margas, las calizas forman parte de lo que se conocen como
rocas calcáreas. Si se calcina (se lleva a alta temperatura), la caliza da
lugar a cal (óxido de calcio, CaO).
[2] Es una
roca sedimentaria de origen químico compuesta básicamente de dolomita, cuya
composición química es carbonato de calcio y magnesio [CaMg(CO3)2]. Su nombre
proviene del geólogo francés D. Dolomieu que fue quien la distinguió por
primera vez en el siglo XVIII. Su color es grisáceo pero también puede ser
blanca ó rosada; generalmente es porosa. Se encuentra en capas espesas de
centenares de metros y también puede formar macizos enteros, como los Alpes
Dolomíticos (Tirol). Se utilizan como materia prima en diversas industrias,
principalmente como alternativa a la magnesita en la metalurgia y en la producción
de morteros y cementos especiales.
[3]El
término pónor se ha instituido como un término geológico internacional para una
gran entrada de agua hacia el subsuelo en terrenos kársticos. La palabra pónor
deriva de nora, del idioma protoeslavo, que significa fosa, hoyo.
[4]Una sima
es una cavidad que se abre al exterior mediante un pozo o conducto vertical o
en pendiente pronunciada, originada por un proceso erosivo cársico en la roca
calcárea o derrumbe del techo de una cavidad por el que el agua se filtra a niveles
inferiores. Suele ser la degeneración de una dolina.
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